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Valentina Vargas Lowick-Russell, estudiante UAH y candidata constitucional distrito 10: “No estoy estudiando para ser historiadora, sino para ser trabajadora de la historia”

Tiene 21 años, cursa cuarto año de Licenciatura en Historia en la UAH y es candidata a la Convención Constitucional por el distrito 10 que corresponde a las comunas de La Granja, Macul, Ñuñoa, Providencia, San Joaquín y Santiago por la lista Unión Patriótica. “Cuando entré a la universidad siempre quise ser una de las y los tantos que ponen a disposición las herramientas y aprendizajes que entrega la historia para trabajarla desde el rol emancipador y al servicio de la liberación”, dice.

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Pronuncia cada una de las palabras con un tono pausado y una convicción ideológica que da la sensación de ser una mujer con décadas de carrera política. Sin embargo, Valentina Vargas Lowick-Russell @valentinavargas_upa decidió militar en la Juventud Rebelde Miguel Enríquez, órgano estudiantil del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR),  recién a los veinte gracias a  una  compañera y amiga de la universidad mientras participaba como voluntaria en un preuniversitario popular: “Tomó bastante tiempo pensarme dentro de la militancia”, sostiene. 

Aquí cuenta cuál es el artículo de la Constitución del ‘80 que le genera más ruido, qué propone y cómo su carrera universitaria le aporta  para enfrentar el debate público y  una campaña en uno de los distritos más codiciados de la Convención Constitucional.

-¿Cuándo fue la primera vez que leíste el texto constitucional?-

– Como consecuencia del modelo educativo y como se organiza productivamente la sociedad en Chile los estudiantes no aprendemos más que superficialmente la Constitución, principalmente, para restarnos del espacio político y de la participación democrática real sobre la toma de decisiones en nuestro país; y eso trae consecuencias: la dispersión organizativa y la manera en que se construye el marco ideológico. En mi experiencia, para poder enfrentarnos a este proceso y emplazar las demandas de los trabajadores y las trabajadoras al rango constitucional, era fundamental entender la base del texto y ese estudio surge en la organización.  

-¿Cuál es el artículo que te genera más ruido?-

-El primero, donde la propiedad privada y la familia se establecen como núcleo desde el cual se origina todo el resto de la Constitución. Y el cuarto artículo que dice que Chile es una república democrática. Sin embargo, qué podemos esperar de una carta magna y un Estado que se rige según el empresariado en vez de los sujetos que mueven el país en el día a día que son los trabajadores y las trabajadoras. Desplaza de responsabilidad al Estado con un modelo de desarrollo que mantiene, encapsula y cristaliza los intereses privados de una minoría. 

Transformar el modelo

– ¿Y qué propones?- 

-La mayoría de las y los candidatos con partidos en el Parlamento hablan de trabajar entorno a los derechos sociales, sin embargo, se restan de la discusión sobre la transformación del modelo económico que es precisamente el que va a posibilitar que estos derechos se garanticen y se ejecuten. Si nosotros no nos planteamos desde la transformación de un sistema de desarrollo para todo quien habite el territorio que nazca de las necesidades de los pueblos, y de las trabajadoras y los trabajadores difícilmente vamos a poder garantizar derechos básicos como la salud, la vivienda y la educación. 

La historia tiene una función política 

-Estás en cuarto año estudiando historia: ¿Cómo aporta la disciplina en esta candidatura?-

-Es una súper buena pregunta. Para mí la historia contribuye al análisis de este proceso porque me hace mirar y darle una retrospectiva diferente a la manera que pensamos la  transición y la actual democracia que nosotras y nosotros planteamos como periodo de rectificación y continuidad de la política dictatorial-neoliberal. Me ayuda a entender que lo que sucede en Chile desde el 18 de octubre del 2019 es una acumulación de demandas históricas que se venían dando por lo menos hace 48 años, el emplazar una Asamblea Constituyente en vez de la Convención Constitucional y por cómo se ha desarrollado la política al servicio del mercado en el país. La historia tiene una función política y social fundamental, más allá del grado académico y la academia en sí misma, siempre he dicho que no estoy estudiando para ser historiadora sino para ser trabajadora de la historia.

-¿Qué significa ser trabajadora de la historia?-

-Pienso que asumirse como trabajadora o trabajador de la historia llama a desarrollar y emplazar con sentido crítico la disciplina, se trata de interrogarla, de interpelarla y de repensarla. Cuando Allende dijo: “la historia es nuestra y la hacen los pueblos”, invita a eso, a tomarla y a hacerla propia y desde ahí comprender y construir, es decir, hay una responsabilidad gigantesca y en ese marco, nos movemos para plantear la relevancia que tiene la historia como estudio.

Cuando entré a la Universidad siempre pensé y quise ser una de las y los tantos que ponen a disposición las herramientas y aprendizajes que entrega la historia para trabajarla desde su rol emancipador y al servicio de la liberación, aunque suene pensar en grande, lo siento así, no sólo porque lo soñamos sino porque aprendimos que es posible.

El programa completo de Valentina Vargas Lowick-Russell se puede revisar en el sitio Servel.cl 

 

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