Por María Paz Amarales
Editora Cuadernos de Educación
El año académico universitario comenzó con un hecho histórico para la educación superior: la implementación de la gratuidad en las universidades estatales y privadas que pertenecen al CRUCH, además de las privadas no tradicionales que cumplían con los requisitos exigidos. Este beneficio reconoce la educación superior como un derecho social y permitirá que los estudiantes que están en los 5 primeros deciles de ingreso familiar tengan la oportunidad que el Estado financie su matrícula y arancel durante toda la carrera.
En 2016, alrededor de 165.000 estudiantes podrán acceder al beneficio. La Universidad Alberto Hurtado es una de las que instituciones que adscribió a este sistema y en ella, alrededor de un 60% de los estudiantes de la generación 2016 estudiará gratis.
En este escenario cabe preguntarse cuál sería el mejor sistema en educación superior para un país como Chile. ¿Gratuidad para todos o un sistema mixto en que convivan distintos tipos de instituciones? Para ello conversamos con el Doctor en Sociología Jorge Larraín, Prorrector de la Universidad Alberto Hurtado entre 2012 y marzo de 2016, quien analizó este fenómeno desde su experiencia de más de 20 años viviendo en Inglaterra, donde se pasó de un modelo gratuito a uno en que, en la actualidad, los estudiantes pagan un arancel anual.
Cuando Larraín comenzó a estudiar en 1973 –hizo un Doctorado en Sociología en Universidad de Sussex- todo el sistema era gratuito. “Hoy día cobran alrededor de 9 mil libras esterlinas al año por carrera, lo que equivale a 9 millones de pesos. En general todas las carreras pagan por igual; hay muchas personas que no pueden pagar y, por eso, se le dan préstamos”, agrega.
¿Es la gratuidad un sistema posible?, ¿Debiera ser para todos?
Una de las características de los sistemas de bienestar en el mundo desarrollado fue la universalidad de los derechos a la salud, a la educación y a las pensiones. En la práctica lo que ha pasado es que el peso que tuvo en Europa el gasto fiscal para cubrir todos esos derechos fue tan grande y requirió tal nivel de impositivo, que se fue agotando la capacidad de cubrirlos, por lo que tuvieron que revisar el sistema. La evolución británica demuestra que han tenido que desmantelar – en parte- su sistema de bienestar porque no pudieron financiarlo. En Chile nosotros teníamos algunas cosas de este sistema, pero no desarrolladas. Una de las aspiraciones de los gobiernos de la Nueva Mayoría es poder llegar a establecer estos derechos universales. En las pensiones todavía estamos con un sistema privatizado y da la impresión que no lo van a mover. En salud tenemos todo más o menos privatizado, salvo Fonasa. Y en educación ha sido el lugar donde, políticamente y debido a la presión de los movimientos estudiantiles, se ha intentado introducir el sistema de la gratuidad tal como todavía funciona en Inglaterra. No tanto en educación superior pero sí en el nivel secundario y primario.
¿Qué variables influyeron para cambiar este sistema en Inglaterra?
Ellos pierden más gente que la que ganan. No crecen por la vejez de la población y por la emigración. A medida que se avejenta la población el costo para el estado es fuertísimo y ya no lo pueden pagar. Una proporción reducida de la población tiene que mantener a la que no trabaja y, aunque son inmensamente productivos, no es posible sostenerlo. Allá los colegios técnicos son todavía gratuitos. En otros países se ha logrado mantener la gratuidad del sistema universitario, por ejemplo Argentina,España, Alemania pero bajo presión porque es caro. Los países no siempre tienen la posibilidad de pagarlo.
¿Cómo ve la gratuidad total en Chile?, ¿Es posible?
Lo que ha pasado en Chile es indicativo de los problemas que tenemos porque habiendo apuntado al 70% de los más vulnerables a la gratuidad, vamos recién en el 50%. Como estamos en una crisis no sé cuándo se va a implementar el resto. No va a ser fácil la gratuidad total porque todo depende de los recursos que se tengan.
En este sentido, ¿llegaremos a un sistema mixto?
Es muy probable que se organice así, y que los ricos del país tengan que pagar por su educación. Darles la gratuidad a ellos podría ser regresivo y afectar a los más pobres que realmente lo necesitan. Sigue siendo un ideal del Estado el que todos tengan los mismos derechos, pero el asunto es si tienen los recursos para implementarlo. No se ve fácil. En un sistema capitalista cuando cargas muy fuertemente los impuestos para poder sostener estos otros logros, tienes que afectar la tasa de ganancia de los capitalistas, los que empiezan a producir menos y el gasto no se puede sostener.
A su juicio, ¿todas las instituciones chilenas deben tener la misma regulación o es necesario ir a un sistema donde existan universidades gratuitas y pagadas?
Si miras el sistema absolutamente estatizado que existe en Inglaterra funciona bien y es bastante mejor que el nuestro. Tienen colegios de nivel muy razonable que preparan bien y un sistema con 70 universidades de muy buen nivel. Hay escuelas privadas pero son pocas y caras, es para la elite. Pero Chile no tiene esa tradición. Desde el siglo XIX hemos tenido una mezcla de lo privado y lo público. Lo privado con un carácter marcadamente religioso con las congregaciones. Por los años 20 ya empiezan a aparecer las escuelas normales o públicas. Siempre hemos tenido un sistema mixto, sobre todo en el nivel superior donde está la Universidad de Chile y Universidad Católica desde el siglo XIX. Tenemos una tradición muy
larga y es muy difícil decir ahora, vamos a estatizarlo todo. Va a tener que haber un sistema mixto porque toda nuestra historia ha sido así, uno tiene que responder a su historia. El sistema mixto tiene que contemplar una parte estatal no jibarizada, bien financiada y muy competitiva y tan buena o mejor que la privada.
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