Por Carmen Sepúlveda
Patricia Rivera es una de las académicas comprometidas en hacer que sus colegas se pongan los “lentes violetas” para poder ver y leer los contenidos de la televisión abierta, radio y periódicos nacionales: “Deben entender que tienen un rol gravitante en la construcción de imaginarios colectivos, moldeando lo que comprendemos por masculinidad, feminidad, género, raza, clase, sexualidad y sobre todo, lo que calificamos como normal o como distinto”, sostiene. Su compromiso con los derechos humanos la llevó a ser parte del equipo detrás del Proyecto AMA, un archivo de memoria que recopiló las imágenes de las víctimas de la violencia policial, militar y civil que se difundieron en redes sociales durante el estallido: “Quisimos dar voz y rostro a las historias detrás de las víctimas”, cuenta.
Actualmente, es profesora del ramo Medios: Género y Diversidad sexual en la Escuela de Periodismo de la UAH que imparte desde el 2018, experiencia que resulta y se complementa por lo que le tocó vivir por ser mujer en los ’80: “Chile era un país machista en blanco y negro. Y el bloqueo a medios y lenguajes e innovaciones venía directo en las cañerías de agua potable, porque todos tenían miedo. ¿Se imaginan, ahora, todo lo que tuve y tengo por aprender para poder enseñar?”, sostuvo en Revista Puro Periodismo. Desde el 2019, su responsabilidad en difundir qué son los derechos humanos y cómo impactan en los procesos informativos, se concretó al ser nombrada como directora del Diplomado en Comunicación y Derechos Humanos creado en conjunto con el INDH, y como integrante de la Comisión de Género de la FACSO. Conversamos con ella para difundir el Diplomado, el Manual Portátil y analizar las deudas que tienen los medios chilenos con los grupos vulnerables.
– ¿En qué momento histórico y político estamos para educar sobre derechos humanos? –
-Estamos en un muy buen momento porque tenemos un presidente que ha demostrado su apoyo irrestricto en la defensa de los derechos humanos y que en su programa garantizó la educación en estos temas en todas las carreras de educación, especialmente en las pedagogías, en periodismo y en otras carreras. Esa garantía es necesaria para una apertura, comprensión y una convivencia civilizada porque el respeto a los derechos humanos va desde el más vital que es el derecho a la vida de una persona hasta los derechos económicos y sociales que son aquellos que garantiza el Estado. Cuando hablamos del derecho a la salud, a la educación, a la vivienda digna o en el mundo del urbanismo del derecho a la ciudad, todos principios que encontramos en estos momentos en el proyecto del borrador de la Nueva Constitución, es entender cómo habitar el país y cómo manejarnos de una manera más amable entre nosotros.
– Pero, claramente, en esta comprensión no basta sólo con el compromiso del Estado-
-El respeto por los derechos humanos no depende sólo de políticas gubernamentales, el Estado tiene un rol preponderante pero también tiene que ver con la convivencia que desarrollamos entre las personas. Porque también somos un agente provocador de ese respeto y podemos interpelar al Estado.
-En la actualidad aún existe la confusión de hablar de derechos humanos cuando se relaciona únicamente en cómo informar sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura-
-Cada día menos gracias a las nuevas generaciones y al movimiento feminista que han puesto a los derechos humanos en grandes titulares. Efectivamente nuestra historia, nuestro pasado y el haber padecido una dictadura nos hace asociar estos temas a las graves violaciones del Estado con el concepto de derechos humanos y no solemos ver la interrelación entre los derechos humanos, y cómo reconocen y protegen la dignidad de todas las personas en distintos ámbitos de la vida. Como por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos, el derecho a la identidad de género, el derecho a la educación, el derecho a la salud o a un medioambiente limpio, derechos básicos que tienen que ver con el buen vivir, con una convivencia armoniosa entre las personas, derechos que son universales e inalienables que tenemos solo por el hecho de nacer. Obviamente, la violencia que ejercieron agentes del Estado durante el estallido social, como la estigmatización y criminalización del ejercicio legítimo de la libertad de expresión seguida de acciones de represión policial son un asunto que invocan urgentemente la defensa de los derechos humanos, pero es necesario entender que también tiene que ver con que uno nace y los tiene porque son universales.
“Estamos llenos de sesgos”
– ¿Qué es comunicar con enfoque de derechos humanos? –
-Cuando hablamos de comunicadores y comunicadoras se entiende que hablamos de periodistas, diseñadores, gente que trabaja en publicidad y audiovisuales. El mundo feminista habla de ponerse los “lentes violetas” para comprender las brechas de género. Cuando te pones los lentes de los derechos humanos para analizar la realidad es pasar de una pantalla corriente al 3D, te da la riqueza de una mirada amplia, sin los sesgos de la discriminación. Las personas estamos llenas de sesgos cognitivos y prejuicios, ideas sobre la realidad que se han ido quedando con nosotros a veces desde la infancia y que responden a aquello que aprendimos y a lo que nos enseñaron. Por ejemplo, nuestra mirada a los pueblos originarios si no hemos tenido la educación suficiente es una mirada “muy blanca” y con mucho prejuicio. Se ha publicado hace poco un manual para cubrir con perspectiva de derechos humanos el conflicto mapuche-chileno. Y ahí tenemos una observación: ¿Por qué todo el mundo dice “conflicto mapuche” si cuando hablamos del conflicto de Medio Oriente decimos conflicto palestino-israelí? En Chile cuando uno dice “conflicto mapuche” es como si solo existiera una parte y se deja fuera el estado chileno, eso ya genera un sesgo.
En comunicación tendemos a crear estereotipos y creemos que tenemos que informar contenidos con imágenes impactantes, y espectaculares porque ayudan a comunicar de manera veloz para evitar que nuestra audiencia de un click en otra página o cambie de canal. Pero cuando generamos contenidos “pensando rápido” perdemos la perspectiva, muchas veces podemos generar daño a ciertas comunidades que se han invisibilizado históricamente. Si revisas prensa de otros años y analizas cómo se cubría el tema del aborto ves que entrevistaban a puros médicos hombres y uno decía: “¿Cuándo estos señores se han embarazado?” O cuando se cubría la ley Aula Segura estaban los apoderados, las autoridades y a quién le revisaban la mochila no estaban. En estos casos hay un tema relevante que es el derecho a la libertad de expresión que no es un patrimonio solo de los medios, sino de todas las personas y que implica la capacidad no solamente de emitir un juicio, una opinión o una información sino también poder acceder a diversas fuentes, y acá entramos a otro tema súper interesante para comunicadoras y comunicadores que son las inequidades comunicativas.
El enroque entre ciudadanía y poder político
– ¿Qué se entiende por inequidades comunicativas y quiénes las viven? –
-Una autoridad de gobierno sea un ministro o una ministra va a tener siempre un micrófono abierto frente a los medios porque produce noticia y el poder atrae, pero ¿Qué pasa con las personas normales? ¿Qué pasa si tengo un problema y quiero comunicárselo al gobierno? La comunicación ejerce también este enroque que es ser una rótula entre ciudadanía y poder político.
Las autoridades muchas veces se enteran por la prensa de los problemas de la gente, porque los estados modernos son muy grandes (no como antes que éramos tribus y todos se saludaban cara a cara) y estamos muy lejos de la autoridad y la prensa. Los medios y la comunicación, incluso las redes sociales deben pasar por un enfoque de derechos humanos porque cuando tienen el cuidado de hacerlo se hacen consciente, más creativo y creativa, empiezan a ver el 3D y aparecen los sesgos que hemos traído encima todo el tiempo.
– Frente a ese análisis hace sentido que en una premiación de periodistas la ministra Camila Vallejo hiciera un llamado a realizar coberturas que contemplen la dignidad de los que no tienen voz.
– Claro, porque de todas las personas que vivimos en el territorio nacional el 0, 000001 por ciento es una autoridad y las personas que trabajamos en comunicaciones podemos ayudar al ejercicio de la libertad de expresión al comunicar y amplificar discursos que no hemos escuchado. ¿Qué pasa por ejemplo con las personas privadas de libertad? Alguien les ha preguntado algo sobre la Convención Constituyente, por qué no, si la pena que cumple tiene que ver con la privación de la libertad, pero sigue practicando el resto de sus derechos como el derecho a voto y ahí tenemos una deuda con ellas y ellos porque los presos no votan porque no se disponen de traslados ni urnas en sus recintos penitenciarios.
Un manual para los periodistas sin tiempo
– La Escuela de Periodismo de la UAH en conjunto con el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentaron un Manual Portátil: ¿Cómo surge esta iniciativa y cómo piensan promocionarlo? –
-Surge con el INDH porque quisimos hacer capacitaciones para medios de provincias, universidades y si alguien lo solicita podemos armar un grupo y hacer un encuentro on line para explicar el uso de este Manual (Descarga aquí). Te cuento que existe otro muy bueno para los comunicadores que es de 120 páginas, pero éste tiene 25 páginas porque la idea es que sea portátil y se pueda llevar y leer en el celular, y escuchar con audífonos los podcasts de 15 minutos. Cada uno de los tres podcasts que componen el Manual hablan de los principios y derechos humanos que nos atañen directamente a las personas que trabajamos en comunicación. El primer episodio trata de: ¿Qué es la igualdad y la no discriminación? Y nos invita a pensar, por ejemplo, cómo opinamos del cuerpo de otras personas, qué pensamos de las personas postradas, cómo informamos de los derechos de las personas con alguna discapacidad o qué adjetivos usamos cuando hablamos de personas extranjeras migrantes. Lo importante es entender qué se activa en nosotros y nosotras frente a los diversos colores de piel, qué prejuicios aparecen ahí. Este Manual es como el torpedo que puedes tener en el celular y que nos invitar a pensar lento y a comunicar más amablemente.
-En el Manual está uno de los ejemplos de discriminación más brutales que hemos vivido como chilenos en el último tiempo que fue el caso de la haitiana Joane Florvil: – ¿Por qué lo quisieron publicar? –
-Lo quisimos poner porque este caso tiene una múltiple discriminación y la incapacidad de comunicar y estigmatizar a la persona afectada siendo que era la víctima. Ahí llegamos a un extremo tal como fue el caso de la pastora aymará, Gabriela Blas, que fue un tortuoso y amargo periplo en unidades policiales y tribunales que puso en evidencia el carácter de la justicia en Chile, y de los medios.
-Y llegó hasta la Corte Interamericana de DDHH y fue indultada por la presidenta Michelle Bachelet-
– En 2018 el Estado de Chile pidió formalmente disculpas a Gabriela por considerar que todo el proceso estuvo teñido de discriminación gestión lograda también debido a que su caso fue denunciado en 2013 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, acusando las vulneraciones de los derechos fundamentales de Gabriela y de su hija. Estos casos nos muestran los graves errores en que puede incurrir las personas que trabajan en medios de comunicación. Se transmitió información sin considerar los hechos, ni la versión de Joanne, se la acusó de abandonar a su hija propiciando un circo mediático en torno a su caso.
El poder de los medios en la temperatura emocional de las sociedades es vital, en la manera que generamos prejuicios, en la forma que mostramos nuestras ideas sobre el género. Hay un paper súper interesante del profesor Ricardo Ramírez Vallejos que analiza la cobertura de la Unión Civil (antes que se promulgara el matrimonio igualitario) y la imagen creada por los medios de las personas homosexuales. Entrelíneas quedaba la imagen que quienes optaban a esta unión eran varones y de clase alta, uno de los estereotipos homonormativos. Las lecturas entrelíneas generan ideas y no siempre se ajustan a la realidad, por eso la invitación es a pensar lento y darse el espacio para narrar historias humanas.
Hemos visto este último tiempo cómo se cubre la inmigración, muchos canales de televisión se limitan a mostrar carpas en los bandejones de las ciudades. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Por qué esa gente está ahí? ¿Por qué alguien viene caminando por semanas de país en país hasta Chile para dormir en una carpa? Cuando te haces estas preguntas, das la posibilidad de que se despliegue la historia completa detrás de la imagen y que la audiencia pueda comprender la desesperanza y desazón de lo que ocurre antes de migrar. Entonces no es la carpa en el espacio público lo que nos quedará en la memoria, la carpa es la consecuencia de una historia de vida, que es lo que importa conocer.
– En los matinales de Tv abierta vemos a diario que las cámaras entran sin permiso en una población y no así al barrio alto: ¿Por qué ese círculo se repite sin sanción alguna? –
– Los medios tratan diferente a las personas de clase alta y de otra a las personas de clase más vulnerable. Tenemos que educar más y mejor a los periodistas por eso este Manual es tan importante, porque nos ayuda a ver los sesgos en los afiches, en la publicidad y en las crónicas de los diarios. ¡¿Qué imágenes creamos desde los medios sobre las personas que protagonizan una noticia?!
Por ejemplo, el año 2020 cuando se reporteaba el asesinato de George Floyd por un policía, el New York Times se refirió a la víctima como el “Señor Floyd” y acá ¿Alguien habló del señor Catrillanca alguna vez? Como tú dices, las cámaras entran sin permiso a las casas de clases vulnerables, en cambio no entran a la casa de alguien con piscina y del barrio alto ¿y dónde está el respeto por la privacidad? Y ahí volvemos a las inequidades comunicativas; el emparejamiento de cancha sí está en el poder de las personas que hacen comunicación. Por último, cuando sabes qué derechos se está vulnerando y ves el abanico de los deberes que debiera tener un Estado para protegerlos y garantizarlos se abre una gran pauta noticiosa de todo lo que puedes salir a reportear.
-La Universidad Alberto Hurtado está comprometida con la línea de investigación de derechos humanos en sus 6 Facultades y en el Departamento de Periodismo ustedes tienen un Diplomado en Comunicación y Derechos Humanos: – ¿Qué alcance tiene? –
-Esta es la cuarta edición del Diplomado, es virtual, llegamos a todo Chile y al extranjero y tenemos 12 becas del 50% para personas que trabajen en instituciones públicas, en movimientos ciudadanos y en fundaciones con plazo de postulación hasta el 15 de julio. Tenemos siete ramos, se integra este año uno nuevo que es Comunicación y Perspectiva de Género a cargo de la periodista Mónica Maureira y también el abogado Boris Hau para enseñar el ordenamiento jurídico internacional. Intentamos que sea una docencia muy práctica y conectada con la realidad en que vivimos. Los y las estudiantes aprenden herramientas para la elaboración de estrategias de comunicación con perspectiva de derechos humanos, que contribuyan al desarrollo social, la inclusión y al fortalecimiento de la democracia.
La información del Diplomado en Comunicación y Derechos Humanos con los requisitos de postulación lo pueden revisar en el link postgrados.uahurtado.cl/programa/diplomado-en-comunicacion-y-derechos-humanos/
Descarga el Manual Portátil de Comunicación y DD.HH. en el siguiente link https://www.indh.cl/manual-de-comunicacion-y-derechos-humanos/