Fuente: La Tercera.com
Germán Díaz, Cen.
En uno de sus tantos escritos el sociólogo francés Pierre Bourdieu señala que “no se puede jugar con la ley de la conservación de la violencia: toda la violencia se paga… La violencia estructural ejercida por los mercados, en forma de despidos, pérdida de seguridad, etc., se ve equiparada, más tarde o más temprano, en forma de suicidios, crimen y delincuencia, adicción a las drogas, y un sinnúmero de pequeños y grandes actos de violencia cotidiana”.
Al parecer, ya no es posible esconder las externalidades negativas de un modelo productivo, centrado exclusivamente en maximizar las utilidades y reducir sus costos. Los guetos que por años se concentraron en la periferia hoy se yerguen en Alameda con General Velázquez; los “rucos” que por décadas se ocultaron bajo suelo o puentes, se exhiben a pocos metros de La Moneda; los delitos violentos más gravosos, que por su excepcionalidad y rareza nos conmocionaban como país, hoy pueden darse a plena luz del día, a vista y paciencia de todos.
La violencia ha desbordado los márgenes, y hoy el Centro de Santiago concentra diversas expresiones locales de fenómenos y amenazas globales, que no pueden ser abordadas con acciones sectoriales o puntuales. La imagen de dos menores de edad amenazando a otros para vender junto a su madre productos de forma irregular, da cuenta de un complejo entramado de vulneraciones y violencias, que no se pueden consentir o tolerar, pero tampoco desplazar o contener en instituciones como Sename o en la cárcel…
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