Alexis Cortés, Director Magíster en Sociología Universidad Alberto Hurtado.
Señor Director
La amplia mayoría con la que Jair Bolsonaro ganó la segunda vuelta presidencial brasileña puede ser vista como una expresión y no como salida de la crisis político-institucional en la que este país se encuentra sumido desde la caída de Dilma Rousseff.
Paradojalmente, muchos de sus electores esperan que el excapitán no cumpla algunas de sus promesas: encarcelar adversarios, y armar a la población.
Sin embargo, es probable que sus palabras de amenaza al orden democrático se transformen en hechos concretos. Pero si lo juzgamos por ellas, es fácil concluir que Bolsonaro representa un riesgo a la democracia, la misma que le permitió elegirse.
El nuevo Presidente enfrentará el Congreso más fragmentado de la historia brasileña: ¿ cómo obtendrá mayorías para aprobar sus propuestas? ¿Generará acuerdos, lo que en Brasil significa intercambiar apoyos por cargos o lo cerrará como de una vez lo declaró a lo largo de su trayectoria política ¿Qué hará cuando la Corte Suprema declare inconstitucional alguna medida, bastará invocar a un cabo y a un soldado, como sugirió su hijo? ¿ Qué hará para surfear la crisis económica que se arrastra desde Rousseff?
Es posible que una combinación de privatizaciones y austeridad, tal como ha prometido, generen olas de descontento. ¿Cómo responderá? ¿ Poniendo fin a todo tipo de activismo, como señaló tras la primera vuelta? Aún está por verse si lo del domingo fue una fiesta de la democracia o su funeral.
Alexis Cortés
Director Magíster en Sociología Universidad Alberto Hurtado