Fuente: La Tercera
En medio de una importante discusión pública sobre los requisitos para ingresar a estudiar pedagogía, quisiera visibilizar lo que parece un acuerdo implícito en las distintas intervenciones. Se habla de “buenos profesores” lo que supone que también existen “malos profesores”. Desde un cierto desempeño asumimos que unos sujetos son mejores, más aptos, que otros.
Cuando esta discusión se asocia a mejorar la calidad de la educación, el sentido de lo educativo se distorsiona, al atribuir cierto valor a la persona, olvidando que la calidad se trata de prácticas. Justamente, poner el foco en buenas prácticas y condiciones que las favorezcan, permite que el profesorado pueda reconocer y desarrollar aquello que necesita mejorar, lo que está en el espíritu de la mejora educativa y el desarrollo profesional docente.
Parece anacrónico insistir una vez más en que una mejor selección permite mejorar la calidad, porque insiste en la mirada economicista que construye al sujeto por seleccionar como insumo, cual materia prima. Pero también hay una violencia encubierta hacia el profesorado actual en el supuesto de que la calidad de la educación se mejora seleccionando mejor, porque entonces, una vez más, se le culpabiliza y construye como el problema por resolver. Les decimos “deberíamos haber seleccionado mejor”, queriendo decir, deberíamos haber seleccionado mejores personas para iniciarse en la docencia. Les decimos “necesitamos mejores docentes de los que tenemos”, porque los actuales no darían el ancho.