Fuente: El Mostrador
En los últimos años, la equidad de género en las carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics por sus siglas en inglés) ha representado uno de los mayores desafíos para las facultades de ingeniería del país.
Si bien, el informe sobre Brechas de Género en Educación Superior, publicado en marzo por el Servicio de Información de Educación Superior (SIES), indica que las mujeres registran un mayor porcentaje de matrícula que los hombres en primer año (52,5%), su participación en carreras STEM no supera el 30%.
No obstante, debemos destacar el esfuerzo realizado en distintos sectores de nuestra sociedad para reducir esta brecha. El Estado, lo hizo a través del Mineduc creando el programa “Más Mujeres Científicas (+MC)”, mientras que, desde las nuevas generaciones de jóvenes, ávidas por generar cambios, han nacido iniciativas como la “Fundación Ingeniosas”, enfocada en integrar a niñas de entre 12 y 16 años al área de las STEM.
La industria también se sumó a esta tendencia fomentando la participación femenina en sectores altamente masculinizados como la minería. Por ejemplo, la empresa BHP Billiton incrementó el ingreso de mujeres en su fuerza laboral desde un 17,6% en 2016 a un 30% en 2022, un fenómeno que se replicó en la industria y tuvo como consecuencia la creación de entidades como Women in Mining, Women in Energy o Women Board Up, que promueven la participación de mujeres en áreas de baja participación femenina.
Si bien, es admirable ver cómo se articulan esfuerzos para generar un cambio de paradigma y promover la equidad de género en un sector que durante años le ha sido esquivo a las mujeres, cuando analizamos ese 30% que nos deja la matrícula de niñas en carreras STEM, nos queda un sabor de boca algo amargo. Lo anterior nos lleva a pensar ¿Qué nos queda por hacer para alcanzar el 50% de equidad de género en educación que se proponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU?.