Javiera Navarro, académica Facultad de Psicología
Pareciera que en Chile viviéramos en una época de continuas sorpresas: Desde el “no lo vimos venir” de octubre de 2019 hasta la apuesta por un “retorno seguro” en mayo 2020. Esto deja muchas veces la sensación de que camináramos a ciegas, por parajes oscuros, sin poder usar los conocimientos que la ciencia y las humanidades nos entregan.
El asesinato de Ámbar pareciera poner sobre la mesa una vez más esta sensación de vivir en un país improvisado, donde nos llega como una sorpresa aquello que activamente nos hemos empeñado en desconocer. Una niña de sólo 16 años es encontrada, después de 9 días de búsqueda, muerta y su cuerpo fragmentado en tres partes, enterrado “cuidadosamente” en la casa de su madre. La crudeza del caso impacta a la opinión pública y refuerza en los chilenos la sensación de habitar en un territorio salvaje e indolente, como si la negligencia y la inoperancia fuesen el “sello país”. A este oscuro panorama, queremos aportar algunas luces que permitan hacer distinciones. En Chile se hace investigación: así como hay cientistas sociales a quienes no sorprendió del todo el estallido de octubre, existen profesionales de la salud mental formados de manera rigurosa en psicodiagnóstico, psicología y psiquiatría forense, para quienes el asesinato de Ámbar no fue una sorpresa.
María José de la Maza, académica Facultad de Psicología.
Sin duda, este caso será analizado desde diversas perspectivas que tienen mucho que aportar, como la desprotección vergonzosa de los niños en Chile y la perspectiva de género, que en los últimos años no se ha cansado de exigir justicia para las mujeres. Sin embargo, nosotras queremos aportar desde nuestro quehacer, como peritos psicólogas con amplia experiencia en el ámbito forense y que en nuestra trayectoria pudimos conocer desde dentro el sistema chileno y aprender del funcionamiento de otros sistemas forenses en diferentes países.
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