Fuente: Ciperchile.cl
Esta columna está basada en publicaciones de ambos autores contenidas en el libro: A 100 años de la ley de educación primaria obligatoria: la educación chilena en el pasado, presente y futuro. Alejandra Falabella & Juan Eduardo García-Huidobro (Editores). Ediciones UAH. Disponible aquí.
En Chile, la educación particular subvencionada no ha crecido junto a la educación pública, sino que ha crecido a costa de ella. De hecho, hoy en día se contabiliza un abrumador 63% de oferta particular (54% particular subvencionada y 9% particular pagada) versus un 36% del sector público.
¿Cómo llegamos a esto?
El régimen de Pinochet presentó a la educación privada como la salvación ante la supuesta “crisis de la educación pública”, y focalizó esta última en los sectores más empobrecidos. Esta transformación rompió con el histórico rol preferente del Estado hacia el sector público y creó una nueva organización del sistema educativo, sostenido en una competencia entre los establecimientos. Con el retorno de la democracia, las lógicas de mercado y de privatización se profundizaron. Esto benefició especialmente al sector privado, que pudo cobrar, lucrar, seleccionar estudiantes y obtener mejores resultados en el SIMCE que su competencia del sector público.
¿Puede la educación particular subvencionada jugar un rol distinto al de antagonista de la educación pública? La ley de inclusión (2015), abrió una posibilidad para que el escenario cambie: prohibió el lucro en la educación escolar, la selección de estudiantes y el financiamiento compartido. Estas medidas podrían disminuir la segregación actual. Sin embargo, el modelo de financiamiento basado en la competencia entre escuelas públicas y privadas se ha mantenido intacto, se permite el lucro encubierto, y el sector particular pagado, clave en la reproducción de las desigualdades, no fue incluido en la Ley…
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