Decana de la Facultad de Psicología, Elizabeth Lira.
Fuente: La Silla Vacía
Los debates alrededor de la memoria rodean al gobierno Petro. El presidente ha reivindicado el uso público de la bandera del M19, la guerrilla a la que perteneció. A muchos eso les parece un irrespeto con sus víctimas, como recientemente dijo Helena Urán, hija de uno de los magistrados asesinados durante la toma del Palacio de Justicia en 1985. Petro ha dicho en intervenciones: “no les gusta que la saquemos, pero no va a estar debajo de los colchones”.
Preguntas sobre la memoria que también rodean el futuro de instituciones como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), con las críticas que se le han hecho recientemente por la demora en la definición de la situación jurídica de los exFarc y en la imposición de las sanciones a los culpables de delitos. Incluso el mismo gobierno ha criticado el papel de la JEP frente a los paramilitares.
Para hablar sobre estos temas, La Silla Académica entrevistó a Elizabeth Lira, psicóloga, de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile. Lira ganó el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2017) de ese país. La Universidad Javeriana la trajo esta semana para participar en el Simposio Educar para la Democracia por su trabajo como directora del Centro de Derechos Humanos de esa universidad y por sus estudios sobre construcción de memoria y atención a los traumas que dejó la dictadura de Augusto Pinochet.
Lira ha publicado trabajos como “Trauma, duelo, reparación y memoria” (2010) y “Políticas de Olvido, Resistencias de la Memoria y Ética de los Investigadores” (2024) en los que se basó esta entrevista.
La Silla Académica: ¿Qué opina de que el presidente Petro dispute tan abiertamente el relato en torno a la violencia del M-19, usando en varios escenarios la bandera de esa guerrilla?
Elizabeth Lira: En ese caso habría que distinguir la función de ser presidente de un país con la identidad personal. Creo que los presidentes deben representar los intereses comunes.
Tal vez la reivindicación de la bandera de esa guerrilla puede venir de su corazón, de su vida y de sus experiencias personales, pero cuando uno tiene responsabilidades mayores que son públicas debe velar por el bien común ante todo.
El presidente Petro apoyó el proceso de paz con las Farc y ha dicho abiertamente que quiere reivindicar a las víctimas. Pero su presidencia defiende una ambiciosa agenda de paz propia, que no define tan claramente los temas de memoria y reconciliación, como sí lo hicieron las instituciones que crearon el Acuerdo de Paz. ¿Qué piensa sobre la memoria en la “paz total”?
La memoria no parece ser el tema central de las negociaciones del gobierno con los actores armados de la paz total. El tema central es lograr acuerdos para desactivar el control territorial que estos tienen y que mantienen la violencia. Es decir, busca un país donde la violencia política no sea la manera de reivindicar los derechos de los pobres, de los excluidos. Primero viene eso y luego se puede pensar en hacer memoria sobre por qué estos grupos persisten en su lucha, qué fue lo que hicieron, y por qué la violencia es una manera de hacer política todavía tan presente en Colombia. Los grupos que persisten en la idea de que la violencia es la manera de hacer política son muy autoritarios, no toman en cuenta que la mayoría del país no quiere la guerra.