Fuente: La Tercera
Día a día son cada vez más los servicios que se van sumando al alcance de los usuarios. Suscripciones a streaming, programas que funcionan en modalidad Cloud o almacenamiento en la nube se suman a los ya conocidos del diario vivir. Y aunque todo tiene que terminar en algún momento, hay quienes proponen —e incluso apuestan con certeza de que es el próximo paso a seguir—, que la vida misma se prestará como un servicio por el cual los usuarios puedan pagar y, en pocas palabras, continuar con los pies sobre la tierra.
La “Inmortalidad como un Servicio” —IaaS, por sus siglas en inglés—, es una de las tendencias que, de acuerdo con diversas consultoras y especialistas, debiera de comenzar a desarrollarse en el corto plazo y en la que ya han comenzado a surgir múltiples inversionistas.
Bajo este modelo, lo que se sugiere es que los usuarios puedan pagar por el intercambio o “actualización” de ciertas partes de su propio cuerpo e ir ralentizando así el reloj de la vida. Brazos, piernas, órganos interiores podrían ser removidos o cambiados por otros en mejor estado. Incluso, en caso de llegar a progresar el avance en el sector, podrían utilizarse piezas robóticas que nos hagan estar un paso más cerca de los droides…