Fuente: Biobío
El sueldo de Marcela Cubillos, 17 millones de pesos mensuales, equivale a 34 sueldos mínimos en Chile. Esta cifra supera lo que ganan académicos, rectores de universidades estatales, e incluso algunos profesores de las prestigiosas universidades de la Ivy League en Estados Unidos.
Lo más alarmante es la falta de evidencia de publicaciones académicas que justifiquen tal salario. La situación ha provocado que la Superintendencia de Educación Superior solicite a la Universidad San Sebastián un informe para esclarecer las razones detrás de este abultado sueldo.
Esto ha suscitado sospechas de lucro o financiamiento irregular de la política, una práctica prohibida para universidades que reciben fondos públicos en Chile.
La USS es especialmente relevante en este contexto. Hace pocos meses, su rector se opuso a la eliminación del Crédito con Aval del Estado (CAE), argumentando que esta medida perjudicaría a los más pobres. Sin embargo, es paradójico que una universidad cuya principal fuente de ingresos proviene del CAE critique una reforma que afectaría a sus propias finanzas. De hecho, la USS es la segunda institución de educación superior con mayor porcentaje de estudiantes financiados por CAE en todo Chile.
Cuando hablamos de universidades privadas, no estamos ante empresas que pueden manejar sus recursos a su antojo. La USS maneja fondos públicos. En 2023, recibió alrededor de 100.000 millones de pesos en becas fiscales y CAE, lo que representa un 45,5% de sus ingresos totales. La dependencia de la USS en el financiamiento público es evidente: un 55,8% de sus estudiantes financian sus estudios con CAE y su matrícula ha aumentado un 64% en la última década. En este contexto, es inevitable cuestionar cómo se distribuyen estos fondos y cómo salarios como el de Cubillos son financiados por el endeudamiento de miles de estudiantes.