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Bárbara Boggiano: “Pese a la evidencia empírica, la relación entre inmigración y crimen persiste”

Fuente: Ciper Tanto republicanos como demócratas buscan atraer el voto suburbano de cara a noviembre. Los primeros, a pesar de haber ganado tres de las últimas seis elecciones presidenciales, solo […]

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Fuente: Ciper

Tanto republicanos como demócratas buscan atraer el voto suburbano de cara a noviembre. Los primeros, a pesar de haber ganado tres de las últimas seis elecciones presidenciales, solo lideraron el voto popular en una (2004 con Bush). Han perdido terreno entre los votantes suburbanos, antes su base, que ahora se inclinan hacia una postura más moderada. Esto es evidente en elecciones como la de 2016, donde Trump ganó sin el voto popular.

Los suburbios han cambiado política y demográficamente. Son más diversos racialmente. En el condado de Oakland, Michigan, un estado clave, los residentes no blancos crecieron de 60.000 a 320.000 entre 1980 y 2020, inclinando al condado hacia los demócratas. Este cambio se debe a la mayor diversidad y al cambio de opinión entre los votantes blancos con educación universitaria.

En 2020, Joe Biden ganó tanto el voto popular como el de los suburbios. En 2024, tras su renuncia y el reemplazo por Kamala Harris, las encuestas muestran una competencia más cerrada. Harris necesita replicar el margen de Biden entre las votantes suburbanas, especialmente con temas como los derechos reproductivos tras la revocación de Roe vs. Wade. Harris ha sido enfática en que revertirá las restricciones al aborto: “Confíamos en que las mujeres tomen decisiones sobre sus cuerpos, no el gobierno”, dijo en Milwaukee. Sin embargo, los republicanos la presentan como una radical «positiva al aborto», lo que podría alejar a algunos votantes.

Trump también enfrenta dificultades en los suburbios, aunque sigue utilizando una estrategia diversa, enfocada en temas como la inmigración. En sus discursos, ha acuñado el término «Migrant Crime», insinuando una relación entre inmigración y delincuencia. Sin embargo, estudios como el de Abramitzky et al. (2024) muestran que los inmigrantes tienen menos probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en EE.UU., con una diferencia que se ha ampliado desde 1960.

El estudio de Abramitzky revela que los inmigrantes tienen un 60% menos de probabilidades de ser encarcelados que los nacidos en EE.UU. Este hallazgo desmiente la narrativa de que los inmigrantes son responsables del aumento de la criminalidad. 

Esta disminución relativa ocurrió entre inmigrantes de todas las regiones y no puede explicarse por cambios en las características observables de los inmigrantes o en la política de inmigración. Más aún, es poco probable, remarcan los autores, que las deportaciones hayan contribuido a las tasas relativamente más bajas de encarcelamiento de inmigrantes. Para explicar lo que ocurrió a partir de 1960, los autores señalan que la globalización y los cambios tecnológicos basados ??en las habilidades coincidieron con la brecha. Lo que lleva a uno de los hallazgos más interesantes del análisis. 

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