Es psicólogo educacional de la Universidad de Chile, experto en equidad e inclusión universitaria y a partir de esta especialización se fue involucrando cada vez más en las problemáticas de la Educación Superior y antes de asumir en la UAH, también fue Coordinador de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile
Es el nuevo director de la Unidad de Participación Estudiantil (UPE), Juan Alberto Williams Kudin que enfrenta la responsabilidad de potenciar una de las áreas más relevantes para los jóvenes porque conecta con las temáticas internas y externas de la comunidad, apoya la conversación en materias ciudadanas, de convivencia y un mejor ambiente estudiantil.
Algunas de las actividades realizadas este 2021 están publicadas en el Instagram @UPEUAH y tratan sobre experiencias de discapacidad, encuentros de madres, padres, gestantes, cuidadores y trabajadores y sobre equidad de género, entre otras. Todas iniciativas muy positivas que el nuevo director conoció como resultado de la línea de desarrollo de años anteriores, pero que según su mirada hay que renovar para responder a los desafíos de un estudiante más activo. En ese sentido, dice estar convencido de que ciertos énfasis que fueron importantes en su momento deben ser repensados para lo que viene: “Hay una dinámica que se agotó. Es lo que el propio equipo de la UPE me ha transmitido”, señala.
– ¿Qué es lo que se agotó? –
-Ir detrás de cada conflicto e intervenir cuando ya están desatados. Se hace necesario que tomemos la participación estudiantil y la convivencia universitaria como un valor en sí mismo y no solamente tomarlas en cuenta cuando algo ahí no está andando bien. Vamos a darle mucho más énfasis a líneas de promoción de la participación y la convivencia y en cuanto a los conflictos –que son parte de la experiencia de convivir- mayor importancia en la prevención y en las resoluciones dialogadas y con participación de las partes. Todo esto implicará darle un peso importante a la planificación, al levantamiento y a la sistematización de información. Necesitamos estandarizar criterios éticos, técnicos y normativos para nuestras intervenciones, para reducir nuestros propios márgenes de discrecionalidad. En el mismo sentido, delimitar nuestros ámbitos de intervención en conjunto con los demás desarrollos institucionales. Por ejemplo, en eso estamos con la Dirección de Género, Equidad y Diversidad (DGED), donde lo más interesante será cómo articulamos trabajos conjuntos desde nuestros lugares específicos. Pero, más allá de todo eso, lo más relevante será darle protagonismo al estudiantado en los proyectos que emprendamos. Para el 2022 tenemos una batería de proyectos y líneas de trabajo ya planificadas. Todas y cada una de ellas contemplan algún nivel de participación estudiantil… y de otras unidades.
– ¿Qué es lo más desafiante para el 2022 en cuanto al retorno presencial de los estudiantes? –
-Todavía estamos viviendo años muy difíciles y estresantes social, económica y emocionalmente. El retorno se dará a tres años del estallido social y dos del inicio de la crisis sanitaria del SARS-CoV-2 en Chile. Vivimos en una situación nacional e internacional incierta y llena de ansiedades sobre el futuro. En la historia reciente de la Educación Superior, nunca había ocurrido –con tal intensidad y de manera tan masiva- que el lugar del proceso formativo fuera tan indiferenciado del lugar de morada y en muchos casos de trabajo.
– ¿Y qué tienen en mente para implementar en instancias de integración y para potenciar liderazgos estudiantiles? –
-Pienso que el punto de partida es reconocer las iniciativas estudiantiles que ya están ahí desarrollándose en la comunidad universitaria. Muchas veces son nuestros propios sesgos los que no nos permiten ver a una enorme y rica diversidad de agrupaciones, organizaciones y proyectos estudiantiles porque no encajan dentro de nuestros esquemas e ideas preconcebidas de cómo tiene que ser una organización o un proyecto. Y este punto es relevante porque vivimos tiempos de mucho cambio y transformación. Y dentro de aquello, son los espacios juveniles unos de los que más rápido cambian y, justamente debido a ello es que debemos ir cambiando también nuestras anteojeras.
Esto se cruza con la pregunta por el liderazgo. Yo creo que ese liderazgo existe. No es una respuesta obvia, porque la cuestión del liderazgo tiende a estar cargada de un alto contenido ideológico. A la gente le enseñan a ser líder, como si hubiera que seguir una serie de pasos y desarrollar herramientas al interior de las personas. Y luego la culpan sobre su éxito o miseria en relación a sus características personales e individuales. Yo creo que existe el liderazgo, pero que este fenómeno es relacional y circunstancial. Las organizaciones estudiantiles son dinámicas y sus liderazgos también lo son. Pero también son diversas; hay organizaciones artísticas, deportivas, de activismo, proyectos estudiantiles acotados en el tiempo; hay recreativas y redes de contención y apoyo entre pares. En esa diversidad, los liderazgos y tipos de liderazgos son igualmente diversos. Lo que a mí más me llama la atención y me gusta es que quien ejerce cierto rol dinamizador en un momento, puede dejar de ejercerlo y luego venir otra persona o un grupo y asumir esa responsabilidad, que le conferirá la colectividad. Por este motivo, queremos impulsar distintas iniciativas que apunten a conocer y reconocer al estudiantado en su dimensión colectiva y organizativa. Cuando digo conocer, me refiero a levantar información sobre sus dinámicas y tejido organizativo, siempre en conjunto con el propio estudiantado y sus necesidades.
– ¿Puede reforzar la idea de por qué es importante reconocer las iniciativas de los jóvenes? –
-Cuando me refiero a la idea de reconocer, estoy hablando de darles visibilidad para que estudiantes puedan conocer los proyectos de sus pares, lo cual se va haciendo un desafío a medida que esta comunidad crece. Pero también me refiero a valorar las iniciativas estudiantiles como instancias formativas, donde se ponen en juego elementos disciplinares y competencias que incluso están presentes en los planes de estudio y perfiles de egreso. Diseño de proyectos, trabajo en equipo, herramientas de investigación interdisciplinaria, creación artística y un largo etcétera. ¿Por qué no reconocer eso a través de creditaje? Para mí, la pregunta es cómo lo hacemos, porque estoy convencido que vale la pena.