Este lunes se reunieron los miembros del directorio de la “Fundación Museo de la Memoria y los Derechos Humanos”, cita que contó con la presencia de la ex Presidenta y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet Jeria, quien fundó la institución en 2010, durante su primer período de gobierno.
Al encuentro, realizado en las dependencias del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, asistieron miembros del directorio, que está conformado por representantes institucionales y personas a título personal.
Dentro de los representantes institucionales se encuentran los rectores de las universidades de Chile, Diego Portales y Alberto Hurtado, representada por su rector, Eduardo Silva S.J.
Otros integrantes de dicho directorio son Carolina Tohá, el constituyente Agustín Squella, Marcia Scantlebury y Daniel Platovsky, entre otros.
En la reunión se reflexionó sobre la misión que tiene el Museo de evidenciar las violaciones a los derechos humanos entre el período 1973 – 1989, y a la vez cómo se actualiza este desafío incorporando otras perspectivas como el derecho de género, el derecho de pueblos originarios, derechos de migrantes, entre otros.
“El mandato fundador del Museo es la visibilización de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, que es un imperativo ético que toda la sociedad asume para que esto nunca más ocurra. En este mandato reside en el deber que tiene el Estado de recordar y no olvidar nuestra historia”, explicó el rector Eduardo Silva S.J.
Agregó además que, si bien “el Museo no participa en la contingencia, sí saluda y problematiza sobre la discusión que actualmente ocurre en el país respecto de derechos sociales, económicos, políticos y culturales, desde su rol educador como una de las instituciones culturales con más prestigio en Chile en esta materia”.
En ese sentido, el Rector Silva manifestó que “ha sido tema cuál es el nivel de participación, de incidencia del Museo a propósito de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la revuelta o estallido social”.
“Es muy importante que el respeto a los derechos humanos sea algo que comprometa a todos los chilenos y chilenas, independiente de su postura política. El Museo debe mantener la imparcialidad, no ser partisano y no hablarle a los convencidos sino convocar a aquellos que pueden estar más alejados de estas preocupaciones”, manifestó Silva, y finalmente reflexionó: “Cuando aquellos menos sensibles a las violaciones de derechos humanos cometidas en la dictadura se apropien del ´nunca más´ el Museo cumple con su mandato”.