Reforma Tributaria
Hace algunos días Jorge Rodríguez Grossi, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la UHA, fue convocado por el Ministro de Hacienda Felipe Larraín, junto a autoridades de otras siete universidades, a discutir sobre la contingencia económica y el perfeccionamiento tributario que estudia el Gobierno.
En la ocasión, los representantes de las casa de estudios manifestaron opiniones divergentes, desde la necesidad a nivel estatal de reunir mayores recursos para responder a la demanda de bienes públicos, hasta la inconveniencia de aumentar la carga impositiva.
Al respecto el ex Ministro de Economía señala que el sistema tributario chileno es altamente eficiente, sin descartar que pueda ser perfeccionado, según sea la opinión política mayoritaria del país.
“Lo importante es que siga cumpliendo con su función principal que es proveer de recursos al Estado, que siga siendo un factor de apoyo al crecimiento económico y que provoque un efecto redistributivo eficaz y progresivo, que ayude a terminar con la pobreza en Chile”, destaca el experto.
Rodríguez Grossi también afirma que el impacto distributivo de la acción de Estado debe mirarse uniendo lo tributario con el gasto público, relevando que lo verdaderamente importante es el resultado integrado.
“Podríamos tener un sistema de impuestos muy redistributivo, que castigara fuertemente a los sectores que ganan más ingresos. Pero si el Estado gasta los dineros en mejoras sustantivas a los barrios y servicios públicos donde viven esos mismos sectores ciudadanos. Eso sería realmente frustrante”, sentencia.
Además añade que independiente de la apuesta que haga el Gobierno en este sentido, debe ser técnicamente compatible con más crecimiento económico, lo que unido a la creación de empleos, es lo que explica -a su juicio- parte de la disminución de la pobreza en Chile en las últimas dos décadas y media.
“No hay mejor impacto en la pobreza que disminuirla. Hacer más redistributivo el sistema tributario, aumentando la pobreza o congelando los logros conseguidos sería el peor negocio desde el punto de vista social”.
Por último el académico señala que cualquier reforma tributaria que se emprenda puede ser gradual, debe considerar escenarios de largo plazo y tiene que ser sólida técnicamente.
“Ello significa profundizar la discusión sobre eficiencia del gasto público y relevancia de los programas que financia el Estado, porque es efectivo que puede haber mejoras que permitan financiar programas de primera prioridad sin necesidad de recurrir siempre a mayores tributos”.