Al alero del Fondo Institucional de Innovación y Transferencia en Investigación, cuyo objetivo es trasmitir conocimiento creativo, la antropóloga de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, Francisca Márquez, presentó su investigación basada en la vegetación ruderal en las ruinas urbanas.
Durante cuatro años de investigación, Márquez observó cómo la vegetación emergía de las ruinas, formando un testimonio de resiliencia natural y memoria colectiva. A partir de la observación de experiencias de vida en la Basílica del Salvador, la Villa San Luis de Las Condes, el Patio 29 y otros sitios: “Me di cuenta de que en cada uno de los espacios que estaba investigando la vegetación daba cuenta de lo que allí ocurrió” señala Márquez.
Como resultado de este fondo, la antropóloga dio continuidad a su investigación mediante un herbario, una revista cartonera, que capta la historia natural y única de cada espacio: “Entregamos los herbarios a los vecinos del barrio de la Basílica, donde comprendimos que las plantas están muy vinculadas a la ofrenda y la devoción”.
Tal como cuenta la investigadora, la vegetación ruderal se ha convertido en una forma de resistencia, por ejemplo, en la Villa San Luis, un lugar de integración social impulsado por Salvador Allende, donde las familias aún promueven la recuperación de las construcciones que hoy son ruinas. “Se pueden ver los vestigios de los jardines que plantaron las pobladoras; se ven los parrones abandonados, también algo de esa cultura de la patilla y la reproducción de las plantas”, describe la académica.
Su registro conecta con la permanentemente reconstrucción por medio de la naturaleza, destacando cómo la vegetación se aferra a la vida en medio de la destrucción, y cómo, a su vez, se convierte en una narradora que interpreta a la humanidad, generando especies propias a cada ambiente, como por ejemplo aquellas plantas que crecen al reunir el óxido o el ladrillo para crecer y florecer.