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Ignacio Iratchet, vicerrector de Administración y Finanzas: “El éxito de la gestión radica en el equipo humano”

A principios de 2024, Ignacio Iratchet llegó a la Universidad Alberto Hurtado en un contexto complejo y desafiante, marcado por la necesidad urgente de retomar las riendas financieras de la Institución.

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Ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Master of Business Administration (MBA) de la University of Texas at Austin, su trayectoria profesional abarca sectores como retail, consumo masivo e investment banking, con un sello claro en control de gestión, eficiencia de gasto y financiamiento estructurado. No obstante, asumir el cargo de vicerrector de Administración y Finanzas en una universidad con una situación financieramente compleja era una apuesta distinta. Una que decidió aceptar.

—¿Por qué aceptó el desafío de trabajar en la UAH conociendo la situación por la que atravesaba?

Porque este es el tipo de lugar donde realmente hay que hacer gestiones y tomar medidas para que las cosas sigan andando. Y justamente, al ser un contexto de alta complejidad, es donde uno puede generar un impacto real y sostenible. No es lo mismo gestionar una institución que ya está bien encaminada a enfrentarse con una que requiere repensarse y reestructurarse desde la base.

Al llegar a la UAH, el vicerrector de Administración y Finanzas tuvo una impresión clara: había que tomar medidas drásticas, no cosméticas. Había que centrarse en los grandes números y en decisiones que garantizaran la sustentabilidad de largo plazo. Por eso, la primera acción fue asegurar el respaldo financiero, que incluyó un acercamiento inmediato con la banca y la Compañía de Jesús, pilares clave para mantener la continuidad operativa de la Universidad en el corto plazo.

Su estrategia no se limitó solo a estabilizar las cuentas, sino también a delinear un plan de austeridad que equilibrara eficiencia sin sacrificar la calidad académica. “El primer paso fue garantizar que podríamos seguir funcionando. Después, vino la etapa de medidas de austeridad, que distinguimos entre simbólicas y reales”, explica. Entre las reales, la más dolorosa, asegura que fue la que tuvo que ver con la reducción de personal: “Es una decisión difícil, pero necesaria para asegurar que las personas que quedamos podamos proyectar estabilidad en los próximos años”.

Durante su gestión ha debido encontrar el balance entre la eficiencia financiera y la preservación del estándar académico. “Uno no puede cortar gastos infinitamente porque al final del día te quedas sin nada”, reflexiona. Para ello, ha trabajado en estrecha colaboración con las decanaturas para establecer un diálogo continuo que permita implementar medidas sin afectar la calidad de la oferta educativa. Paralelamente, ha impulsado iniciativas para aumentar los ingresos, revitalizando la oferta de diplomados con un enfoque en tecnología y programas asincrónicos.

También, con un enfoque en la modernización, el vicerrector ha impulsado un cambio radical en la infraestructura tecnológica de la Universidad. Un proyecto clave es la implementación de un software académico integral que permitirá abandonar los métodos manuales y avanzar hacia una gestión más automatizada y eficiente: “Esto no es solo una mejora operativa, sino un cambio estructural que impactará en todos los niveles”, enfatiza.

En términos de cultura organizacional, Iratchet cree en los cambios paulatinos pero firmes: “Las universidades tienen su propia dinámica y uno no puede pretender cambiar todo de un día para otro. Pero lo que sí se puede hacer es predicar con el ejemplo: implementar prácticas de eficiencia, buscar tecnologías que optimicen procesos y avanzar hacia un entorno de trabajo que fomente la colaboración y la productividad”.

A pesar de la alta exigencia de su cargo encuentra tiempo para compartir con su familia y dedicarse a sus hobbies. Casado hace 13 años, tiene cuatro hijos: tres varones y una niña. “Lo más importante es que son buenas personas, que al final es lo único que realmente importa”, asegura. Apasionado por el deporte, ha corrido varios maratones y recientemente ha incursionado en el vóleibol en el colegio de sus hijos. “Me gusta mantenerme activo. Es una forma de despejar la mente y recargar energía”, dice.

Cuando se le pregunta cuál es el sello que busca dejar en su gestión, no duda: “Trabajo eficiente con tecnología en un excelente clima laboral”. Para él, el éxito de cualquier gestión no está solo en los números, sino en el equipo humano que hace posible el día a día. “Pasamos la mayor parte del tiempo en el trabajo. Si no lo disfrutamos, si no estamos comprometidos, difícilmente vamos a lograr grandes cosas”.

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