Entre el 18 y el 27 de julio, en Tirúa, Región del BioBío, se desarrollaron los Trabajos de Invierno 2014 de la Universidad Alberto Hurtado. El grupo de estudiantes de la UAH colaboró junto a la comunidad Jesuita de Tirúa y el Hogar de Cristo en distintas labores: se construyeron 7 viviendas progresivas, se pintaron 2 murales junto a la comunidad en una capilla y en el Hogar de Cristo y también se realizaron talleres recreativos para los niños en el Liceo del lugar.
Este año participaron 70 alumnos de diversas carreras y los acompañaron el Director del Centro Universitario Ignaciano (CUI), José Francisco Yuraszeck, la Jefa de Pastoral del CUI, Andrea Espinoza, la asistente del CUI, Verónica Cox, además de Luis Henríquez (Mico), muralista y dibujante.
Yerko Pérez, estudiante de Administración Pública hizo un balance de su participación en la iniciativa: “Era mi primer semestre en la Hurtado y me enteré de los Trabajos de Invierno, el destino era una comuna llamada Tirúa. La idea era ir a construir casas… Sin pensarlo mucho, tomé mi mochila y partí a la aventura, no conocía a nadie del grupo, llegamos a Tirúa y junto a nueve personas que conformaban mi cuadrilla, entramos en lo más íntimo de un hogar y comenzamos a trabajar, luego de una semana, ya no éramos extraños, éramos amigos, éramos parte de ese hogar antes ajeno, de esa intimidad, de esa familia, más que ir a construir una casa, fuimos a construir esperanza. Sin saberlo fuimos a aprender, más que de construcción, aprendí sobre la lucha inquebrantable por un ideal, aprendí sobre amor, amor y entrega por el otro, por el olvidado…
Sin duda fue una experiencia muy enriquecedora en diversos sentidos, que no se borrará jamás de mi mente ni de mis sueños, lo único que quiero es volver a ese maravilloso pueblo, a seguir aprendiendo de nuestra hermosa cultura ancestral y de su heroica gente… Mapuche, hombre fuerte, no fuerte de músculo, fuerte de espíritu”.
Otro de los participantes, Horacio Atenas, estudiante de Sociología, que realizó trabajo comunitario con los niños comentó “Al principio, se tiende a ver la experiencia como las clásicas “construcciones” que ciertas organizaciones ofrecen y por lo tanto no me parecía muy llamativa, pero debido al lugar (Tirúa) y las ganas de aportar que tenía pero no sabía dónde, me llevaron a inscribirme en los Trabajos de Invierno.
Resultó ser una experiencia distinta y única para mí, debido al enfoque real que tenía, que no solo se basaba en lo práctico -construir casas o en el caso de mi grupo, realizar talleres para niños y un mural para una capilla y el Hogar de Cristo- sino que también en algo profundo, en lo humano, en lo espiritual, en el compartir, conocer, crear lazos con las personas y los niños de este lugar. Pero eso no es todo, sino que el contexto y la misma región ya me parecían interesantes, debido a la coyuntura histórico-política que estábamos presenciando, “el conflicto mapuche”.
Conversaciones muy importantes e interesantes en el mismo internado en el que alojábamos con el Lonko de una comunidad mapuche; compartir con compañeros y trabajadores que no conocía de la Universidad; conocer el bello lugar; pintar un mural junto a un reconocido muralista, y finalmente, compartir con los abuelos de Tirúa a través de cálidas conversaciones y con los niños del sector en talleres de deportes, dibujo, pintura y mi pasión que es el teatro. En resumen, mucha paciencia, pero a la vez mucha alegría, conocimiento del mundo, nuevos lazos de amistad (y amor) con personas que entregamos algo que solo en “trabajos de invierno” podíamos entregar, algo que se conoce en esta experiencia y se recuerda para siempre”.