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El dilema de la última cama

El colapso del sistema de salud por el aumento de contagios por Covid-19 abre preguntas éticas sobre las decisiones de la vida y la muerte. ¿Es el bien común el que debe primar? Verónica Anguita, del Comité de Ética, profundiza en su columna en La Tercera.

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En varias noticias se ve la referencia al “dilema de la última cama”. En rigor, este dilema no existe, o bien, si existe, ha existido siempre. La situación actual de pandemia a nivel mundial (Declaración OMS, 11 de marzo 2020) deja en evidencia la imperiosa necesidad de actuar correctamente. Se busca hacer lo mejor posible en el escenario actual. Nadie está llamado a lo imposible, es decir, nadie puede asegurar que no morirán personas. Lo que sí se debe asegurar es que esas muertes hayan sido evitables de acuerdo con una cierta realidad. Es decir, hay una pandemia inducida por el virus Sars Cov 2 que provoca la enfermedad Covid-19, que obliga a optimizar los recursos que hay, de manera equitativa, buscando salvar al mayor número de personas posible.

La ética médica se mueve en relación con la búsqueda del mayor bien para las personas de manera individual, esto es, intentar hacer lo mejor respetando la autonomía de los sujetos. Sin embargo, en un escenario como el actual, donde la escasez es la medida de las cosas, debe ser el bien común, el horizonte del actuar médico. Ya no la búsqueda del beneficio individual, sino el logro del bien común de la sociedad. Adicionalmente, cuando se habla de escasez se piensa solo en la cama o en los ventiladores, sin embargo, necesariamente hay que hacer referencia a los elementos de protección personal, a los profesionales de la salud, a los respiradores.

Ahora bien, en la dinámica del día a día de la labor clínica podrá ser el dilema de la última cama, pero no es en sí un dilema, sino un problema con muchísimas aristas que se deben considerar. Por ello, se ha recomendado la conformación de comités de triage que no son comités de ética, porque las decisiones en esta etapa son de orden técnico. 

¿Quién se beneficiará más con un determinado equipamiento? Aquí no es importante quién ha llegado primero, no es importante si tiene recursos propios para financiarlo, no es relevante en qué lugar se encuentra y si hay disponibilidad ahí (porque el gobierno tiene el control de las camas a nivel país). La preocupación en estos momentos gira en torno a la pregunta acerca de si al otorgar esta prioridad a este paciente se está priorizando la mejor utilización de un dispositivo que necesitan otros por el bien de todos…

Ver columna completa en La Tercera.com

 

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