Master en Sociología de la Educación y Doctora en la Universidad de Sevilla (c); Liliana Jabif dictó conferencia en nuestra universidad. En el marco del Seminario: Competencias básicas y Educación Superior, la docente de la Universidad de la República de Uruguay y consultora del Instituto Internacional de Planificación de la Educación de la UNESCO, expuso acerca del debate teórico y práctico en el área de la educación superior.
¿Cómo surge esta idea de innovar en la docencia de educación superior?
Partimos creando unidades de apoyo pedagógico en las diferentes facultades de la universidad de Uruguay para ayudar a los docentes a implementar innovaciones tendientes a mejorar la calidad de el aprendizaje de los alumnos. Estábamos enfrentando en Uruguay una masificación universitaria, que nos exigía buscar nuevas metodologías de enseñanza, porque no podíamos seguir desarrollando los cursos como hasta ese momento, y hubo una fuerte exigencia de los estudiantes a vincular las carreras con las necesidades de la sociedad. Los estudiantes estaban pidiendo curriculums mucho más asociados a la resolución de problemas sociales.
¿Qué se hizo concretamente?
Tratamos de ayudar a los profesores a elaborar materiales de autoaprendizaje para los estudiantes. La idea era liberarlos de dar una clase repetitiva que ya estaba en los libros y empezar a trabajar con las nuevas tecnologías de manera más interactiva. Por ejemplo, que el docente entregara a los estudiantes un CD con ciertas preguntas que ellos pudieran debatir. Esa fue una de las primeras grandes innovaciones: el profesor ya no venía a entregar de memoria un libro, sino a problematizar sobre ciertos temas que se suponía que los estudiantes ya habían debatido.
¿Qué es el enfoque de competencias en educación superior?
Es un enfoque que permite reformular los cursos e integrarlos para que puedan servir para el logro de determinados desempeños definidos por el perfil de egreso. Los profesores deben pensar no sólo en los conocimientos que el estudiante debe adquirir, sino en cómo va a aplicarlos en situaciones reales y ligadas al futuro desempeño profesional. Hay un cambio de rol, el profesor ya no sólo es preparador de las clases, sino entregador de contenidos. En tanto, el estudiante ya no es una persona pasiva que memoriza y luego repite en un examen de conocimientos, sino una persona responsable por su propio aprendizaje.
¿Cuáles son los llamados enfoques híbridos?
Mientras vamos aproximándonos a este enfoque por competencia, podemos manejar dos fases. El profesor puede seguir enseñando ciertos conocimientos, recursos, saberes, pero al interior del semestre o del año lectivo es necesario que hayan actividades donde se integren los conocimientos y se problematicen a través de situaciones complejas. En ese sentido, podemos hablar de hibrides, pues no es una restructuración curricular total, sino períodos de -por ejemplo- una semana, donde no se enseña nada nuevo y el estudiante ejercita situaciones profesionales donde se integran los cursos. Algunos los llaman espacios de reflexión, de integración, etc.
¿Qué le parece la política de “competencias habilitantes” de la UAH?
Esta iniciativa que ha tomado la UAH es importante, relevante y factible, porque se hace cargo de carencias que traen los estudiantes de otros niveles educativos. Esas carencias suceden porque ha habido una democratización de la enseñanza y una expansión de la matrícula de la universidad, ya no nos llegan elites, sino estudiantes de todas las clases sociales y con conocimientos muy variados. Lo que ha hecho la UAH es que ha leído la realidad a través de un diagnóstico científico que arroja determinados resultados que implican tomar cartas en el asunto si lo que queremos es una educación de calidad con equidad.