Si hay algo que define el ejercicio profesional de la egresada de periodismo de la UAH Gabriela Strahalm es la pasión por buscar, encontrar y mantenerse en espacios de trabajo rigurosos, como los medios de comunicación. Ejercer en una radio, en un diario o en televisión es un lujo para las nuevas generaciones, cuando la industria más bien desaparece o simplemente se conforma por equipos muy pequeños y autoexigidos.
Gabriela trabajó siete años en Radio ADN como reportera en distintos ámbitos y hace un año y medio se incorporó a Agencia Feedback donde su único cliente es la minera londinense Anglo American. Esto le permite no solo hacer gestión de prensa en el rubro más importante a nivel económico del país, sino también producir y conducir series y programas audiovisuales que no tienen nada que envidiarles a los que se transmiten por plataformas digitales. Los nuevos contenidos los elabora junto a destacadas figuras nacionales, Rodrigo Guendelman y Eduardo Fuentes, con quienes ha bajado a minas de experimentación y otro sinfín de experiencias en terreno.
Reportera de elecciones, terremoto, estallido y pandemia
Entró en 2009 a estudiar a la UAH, un año marcado por grandes cambios nacionales y globales como fue el triunfo presidencial de Barack Obama en Estados Unidos y la sorpresiva muerte de Michael Jackson. En Chile faltaba un año para el fatal terremoto de 2010, gobernaba Michelle Bachelet y nacía el canal 24H de TVN. No existía el Whatsapp y se hablaba muy poco a nivel curricular de los podcasts. En tercer año de carrera aprendió a entrevistar y se enamoró de la técnica: Para el examen del ramo de entrevista llevó al acérrimo pinochetista y exoficial del Ejército Juan González: “Fue lo mejor que me pudo pasar a los 20 años porque de ahí en adelante vi mi carrera con otros ojos. Disfruté mucho el ramo de estilo y reportaje, pero nada se comparaba con estar frente a otra persona, observar sus expresiones, sus ojos y sus muecas. Eso es impagable”, cuenta.
—¿Qué herramientas fundamentales te entregó la UAH que hoy te diferencian de otros profesionales?
—La principal herramienta que recibí fue el periodismo escrito. Eso me permitió hacer la práctica en el Cuerpo C de El Mercurio y a su vez fue un trampolín para trabajar en radio. El año pasado tuve el privilegio de ser ayudante de radio y de podcast de estudiantes de tercer año, y el sello social de la UAH se mantiene. Mis profesores de aquellos años hoy son colegas que no se quedaron en la academia. Son profesionales que se reinventaron y se han atrevido a escribir libros, guiones, trabajan en prensa y en áreas más corporativas que son de admirar, y mi generación ha seguido esos rumbos.
—¿Cómo evalúas el momento histórico en el que te tocó ejercer el periodismo?
—En radio me tocó cubrir temas muy duros. Mi día partía haciendo periodismo policial, cubriendo accidentes y en más de una oportunidad me tocó informar de una tragedia a gente muy cercana. Históricos fueron los más de 40 días de paro del Registro Civil; vi el dolor de personas que no pudieron dar una muerte digna a sus familiares. Me tocó reportear cambios de mandos, elecciones, renuncias, la muerte de Patricio Aylwin, la llegada del “pelao Garay” al aeropuerto y hechos sumamente emocionantes, como ser conductora en el show de la Teletón. En estos últimos años, claramente el estallido y el postestallido fueron brutal, y para qué hablar de la pandemia. Recuerdo mucho a una periodista del Ministerio de Salud que me dijo que debería sentirme privilegiada de ejercer durante una pandemia y yo me sentí ofendida entre tanta muerte y contagiados. Hoy puedo decir que haber reporteado en ese momento fue lejos la mejor experiencia en mi carrera. No solo pude salir de mi casa para trabajar, sino que me capacité con el propio exministro de Salud Jaime Mañalich sobre el virus y pudimos dar esperanza cuando llegó la vacuna e incluso acompañar a las primeras personas de más de 90 años a vacunarse. Inolvidable haber conocido a la señora Carmela, que vivía sola en Santiago Centro y que acompañamos radialmente durante esos días y que después falleció.
—¿Cómo ves que impactará la llegada de la inteligencia artificial a las nuevas generaciones de profesionales?
—Los humanos somos irremplazables. La sensibilidad humana es irremplazable, pero sin duda debemos aprender y capacitarnos en conocer cómo sacarles el mejor provecho a herramientas que llegaron para quedarse. Hacen falta aún muchas regulaciones porque sin ellas es más fácil correr riesgos de publicar fotos falsas, hechos que no existen, fake news. Mi mensaje es no tengamos miedo de lo nuevo: las noticias jamás de acabarán mientras haya algo que contar.