Las primeras semanas de Javiera Díaz en la UAH han sido muy activas. Desde el día 1, la psicóloga educacional se ha empapado del espíritu hurtadiano, leyendo y compartiendo con sus compañeros(as) de la Unidad de Participación Estudiantil, lo que le ha permitido ir conociendo desde cerca la cultura de la UAH. La nueva coordinadora de Liderazgo Estudiantil recibe con orgullo el desafío de “fundar” esta área, una responsabilidad que asume con entusiasmo y en la que espera aportar con su sello personal.
“El objetivo principal que nos hemos planteado es ser capaces de detectar las necesidades de les estudiantes, en un espacio de participación que ayude a incrementar el sentido de pertenencia. Mi rol está dirigido al estudiantado en general, pero también considera acompañar a distintas organizaciones para darles visibilidad”, explica.
Uno de los objetivos centrales de esta unidad es contribuir en la generación de una cultura universitaria participativa, involucrada en la mejora de su entorno. “Esto implica reconocer la trayectoria de diversos grupos y organizaciones estudiantiles, que actualmente están trabajando por el bien común en materias como deporte, cultura, educación, entretenimiento, etc.”, agrega.
Liderazgos para una sana convivencia
Javiera Díaz sostiene que, para mantener buenas relaciones de convivencia en una comunidad universitaria, la participación y el liderazgo juegan un rol clave: “Para liderar procesos participativos necesitamos preguntarnos por los tipos de relaciones que establecemos en la universidad. Por otro lado, para pensar la convivencia, necesitamos detectar aquellos liderazgos que favorecen lo común. Ambas dimensiones están íntimamente ligadas”, reflexiona la psicóloga educacional, quien además hace un llamado a les estudiantes a acercarse a la Unidad de Participación Estudiantil (UPE) para ir construyendo en conjunto instancias de participación para potenciar, valorar y visibilizar a los y las líderes con sello hurtadiano.
“A todes nos une el propósito de la UAH: ser una universidad para el bien común. Esta misión implica que, tanto a nivel individual como institucional, busquemos entender cuál es la finalidad de lo que hacemos. Esta reflexión nos permite priorizar nuestros objetivos compartidos y nos invita a trabajar en comunidad para alcanzarlos”, concluye.