La dupla compuesta por Carla Gómez y Julián Bustamante estudió Gestión de la Información, Bibliotecología y Archivística en la Universidad Alberto Hurtado cuando la carrera era desconocida, pero también una apuesta para comprender cómo diablos funciona la información catalogada, las bibliotecas y los archivos en nuestro país y el mundo. Hoy, ya titulados, destacamos parte del seminario de grado que fue una investigación sobre las bibliotecas públicas ecológicas en las grandes ciudades, modelos que responden cómo la sustentabilidad se integra en las prácticas y funcionamiento de una biblioteca.
Evaluaron varios casos, los rastrearon via google maps y una vez geolocalizadas las visitaron para estudiar cómo funcionaban. Ejemplos de primera línea son la Biblioteca de Birmingham de Inglaterra, que es un edificio transparente y de cristal con ascensores, escaleras mecánicas colocadas de forma dinámica, y espacios que proporcionan luz y ventilación natural, la Biblioteca de Temoztlán en México pionero en la línea “inteligente” que utiliza métodos sustentables de construcción y de operación que permiten generar 10,000 kilowatts de energía eléctrica y almacenar agua de lluvia hasta 650 metros cúbicos. Otro ejemplo mundial es la delicada Biblioteca Infantil en Burundí, en África donde el desafío arquitectónico pasó por enfrentar la escasez de recursos, lo que resolvió construyéndola a punta de muros de tierra.
Biblioteca pública en Taipei (Taiwán)
Carla Gómez explica que en este trabajo pudo identificar que una biblioteca no sólo es un lugar que presta libros, sino que entrega soluciones sociales y económicas que confluyen para responder a las necesidades de un grupo de personas. “Los arquitectos toman en cuenta que no se construyan muy alejadas de las comunidades, respetan el medioambiente y se piensan un montón de servicios desde prestamos de tecnología, sistemas de reciclaje, talleres, impresión de documentos”. Por lo demás se identificaron modelos de gestión y atención al público que rompen con lo convencional. “Tratan a la biblioteca como si fuera un negocio, con funcionarios que tienen curriculum con conocimiento en marketing, producción de conocimientos y arman centros de entretención dedicadas a que los usuarios se cultiven en las diversas áreas de interés”, dice Carla.
Julián Bustamante cuenta que el grupo de trabajo se juntaba a ver videos del impacto del cambio climático y se preguntaban si las bibliotecas cumplían la función de educar. “En Chile la biblioteca de Tongoy está pensada como sustentable y es uno de los ejemplos a seguir, pero la pregunta es si algún día va a ver en el sistema de bibliotecas un encargado de sustentabilidad o que los bibliotecarios trabajen con profesionales de otras disciplinas”.
Biblioteca de Birmingham (Inglaterra)
Para quienes quieran consultar este estudio pueden buscar en la Biblioteca de la Universidad Alberto Hurtado el título: “Recomendaciones para la integración de la sustentabilidad en el diseño arquitectónico de las bibliotecas públicas”. Trabajo dirigido por el profesor Claudio Iglesias e investigado por los estudiantes Carla Gómez Caro, Julián Bustamante Fiabanne, Luna Carrasco Troncoso y Juan Kattan González.