Sabina Canales, estudiante de Licenciatura en Lengua y Literatura.
Esta historia parte de la experiencia personal de la alumna de Licenciatura en Lengua y Literatura de la UAH, Sabina Canales quien cuidó a un familiar durante un largo tratamiento de un cáncer. Lo acompañó a las quimioterapias y a las sesiones con el médico tratante y en ese proceso escuchó las diversas experiencias del resto de los pacientes: “Algunos confiaban plenamente en su doctor, pero también había quienes comentaban disconformidad porque sentían que no se daban el tiempo para explicarles lo que les pasaba”, recuerda.
No saber comunicar qué es el cáncer y lo que se le viene al enfermo y a la familia, es el eslabón que esta joven investigó en su tesis de grado desde la lingüística, esa ciencia que estudia el lenguaje humano.
El primer acercamiento fue una prueba piloto en la sala de espera del Barros Luco. La hizo con diez pacientes, cinco hombres y cinco mujeres, y comprobó el interés por participar de un estudio centrado en la interacción comunicativa.
“La recepción fue tan positiva que inicié los trámites para solicitar la autorización al hospital. Estuve seis meses enviando papeles, redactando cartas, esperando respuestas, pasando por el comité de ética, el comité jurídico, contactando a un oncólogo y a una enfermera para que cooperaran con mi investigación”, cuenta.
Finalmente, logró un convenio para intervenir en el servicio de oncología del hospital y fue guiada por la profesora Macarena Céspedes. En total realizó cuarenta entrevistas y, más las que ya había realizado, sumaron cincuenta. Las conversaciones duraban casi una hora y el hospital le facilitó un box a modo de espacio más privado para escuchar a los enfermos. Este diálogo que comenzó como un estudio universitario se transformó en una relación de confianza.
-¿Qué te contaban los pacientes?-
-Que la explicación del médico era poco familiar y, en algunos casos, simplemente no había explicación. Me di cuenta que debemos escuchar con respeto a las personas con cáncer, y no motivarlas constantemente a “luchar”. Una enfermedad tan compleja debe ser comprendida en su totalidad y cada paciente tiene el derecho de estar informado con un lenguaje sin tecnicismos; y comprender cuáles son las etapas de esta enfermedad, qué es una metástasis, qué es un catéter, qué es una quimioterapia, qué es una radioterapia y qué cambios deben hacer en sus vidas.
-¿Y dónde entra la lingüística en este proceso?-
-Si esta comunicación no se logra, la lingüística toma un papel fundamental, puesto que el lenguaje es el medio por el cual nos comunicamos y si entre médico y paciente no hay una interacción comunicativa eficaz, no se logra la comprensión.
El miedo a la enfermedad
Según el INE, en Chile el cáncer es la principal causa de muerte en personas de edad media (35-70 años) superando a las enfermedades cardiovasculares. Y en el mundo, el cáncer de mama es la primera causa de fallecimiento en las mujeres, realidad que también se replica en nuestro país desde el año 2009. Diagnosticarlo constituye un desafío para los pacientes, que incluye, preocupaciones existenciales, temor a las pruebas y tratamientos, efectos secundarios problemáticos, dificultades en el ajuste a los cambios físicos, la ruptura social y las profundas preocupaciones financieras.
En su tesis de grado, Sabina Canales, puso el foco en un análisis sociolingüístico cognitivo, pragmático y psicolingüístico, lo que se traduce en entender la eficacia y el fracaso de la comunicación en un contexto clínico. Si el paciente logra o no crear una nueva idea de su mundo y comprender los cambios que debe realizar en su vida: desde la alimentación, su sexualidad hasta cómo enfrentar su trabajo. Sumada a una profunda reflexión en torno a la medicina clínica y a las políticas públicas en el actuar de los profesionales de la salud dentro de la interacción comunicativa.
“La comprensión es un proceso complejo que realiza nuestro cerebro y que se vincula con el lenguaje, las personas deben construir un significado, de ahí que la interacción comunicativa entre médico y paciente se complique, sobre todo porque el léxico en oncología es específico y cerrado”, explica.
“Cada cáncer es diferente”
Según Sabina, el proceso de instalarse en el hospital no fue nada de fácil, porque tuvo que lidiar con la mala recepción de algunos médicos a quienes les molestaba su presencia: “Fue lamentable porque los resultados evidenciaron una realidad de la cual son los mismos médicos quienes deberían preocuparse de cómo explicar y presentar la información; porque cada cáncer es diferente, no existe una explicación general para esta enfermedad y todos los pacientes son diferentes también”, comenta.
El análisis sociolingüístico cognitivo tomó relevancia porque logró conocer la experiencia comunicativa de los pacientes oncológicos en torno a su interacción con su médico tratante.
-¿Qué preguntas le hacías a los pacientes? –
– Eran cuatro preguntas: cómo le comunicó el médico su enfermedad, si siente que su médico le explicó de manera detallada la información del protocolo antes de comenzar el tratamiento de quimioterapia, cree que su médico le comunica de manera adecuada la información sobre su diagnóstico y tratamiento, y cómo se siente cuando el médico tratante le entrega la información. A veces los pacientes tenían tanto que decir que respondían todas las preguntas en una sola respuesta, pero quisiera destacar una pregunta en particular que es cómo le afecta una buena o mala comprensión de la información entregada por su médico tratante.
-¿Qué te contaban los pacientes?-
-Que hay demasiada información sobre el cáncer en internet, que hay cadenas de whatsapp con curas milagrosas y personajes públicos que recomiendan tratamientos naturales y que dejaron la quimioterapia para dedicarse por completo a otro tratamiento. Recuerdo a una paciente con cáncer de ovario en etapa cuatro que me decía que algunas matronas le recomendaban que no valía la pena hacerse la quimioterapia, mientras que otras le aconsejaban que sí se la hiciera. Esto claramente causó una confusión en una mujer que acababa de recibir la noticia de un cáncer terminal.
-¿Y qué concluiste en tu estudio?-
– Una conclusión fundamental es que el componente afectivo es vital en un proceso de cáncer. Lograr una relación empática entre médico y paciente hace que haya confianza y apoyo. En una buena relación, el paciente comprende lo que está viviendo y accede a más certezas porque ese canal está abierto a responder sus dudas y a sus necesidades informativas. Si hay confianza hay una percepción positiva hacia el médico y en consecuencia, al cuidado de la enfermedad.
Para Sabina Canales la lingüística y la medicina deben estar unidas para mejorar la interacción comunicativa como una práctica social frente a estas enfermedades que, si bien es realizada en un contexto clínico, los resultados evidencian que mejora la precisión del diagnóstico junto a las decisiones de un tratamiento invasivo, largo y doloroso.
La investigación fue publicada en la revista científica ARS MEDICA Revista de Ciencias Médicas