Fuente: El Desconcierto
La carta escogida por Piñera para asumir el Ministerio del Interior, y quién también lidera el equipo político, fue el senador por la región del Bío Bío, Víctor Pérez. Es militante histórico de la UDI y comparte su gestión parlamentaria por la región con Jacqueline Van Rysselberghe, la presidenta de ese partido. Pérez ha pisado los pasillos del Congreso desde el último año del régimen militar: fue electo diputado en 1989 y luego reelecto en 1993, 1997 y 2002. Tres años después fue electo senador por región del Bío Bío y nuevamente escogido para el periodo siguiente. Además, ha tenido distintos cargos al interior del partido gremialista como jefe de comité de senadores y secretario general.
El sucesor del ex ministro Gonzalo Blumel, a diferencia de este, tiene un perfil más cercano al anterior secretario de estado, Andrés Chadwick, por su militancia y los vínculos en el gremialismo.
Desde ahí, el historiador y doctor en Ciencias Políticas, Máximo Quitral, ve que es un retorno de un gabinete más político para intentar ordenar al oficialismo y retomar la agenda perdida del gobierno. En cuanto a los procesos políticos que se vienen, sostiene que es una jugada estratégica para controlar la agenda política del plebiscito. “Busca recuperar y llegar más robustos a la campaña plebiscitaria que ya está en carrera. Por ejemplo, incorporar a Desbordes es una señal clara de tener más conexión con la gente y evitar más división dentro de la coalición de gobierno”, asegura. Y agrega que sería un suicidio político para Piñera que el oficialismo llegue dividido al plebiscito.
Mireya Dávila Avendaño, académica del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, también concuerda en que es una apuesta hacia el orden interno y la gobernabilidad, donde en esta pasada resulta fortalecida la UDI, probablemente siguiendo una línea más cercana a lo que fue el primer gobierno de Piñera. Ve que la estrategia de cara al proceso plebiscitario es algo interno hacia la opción por el rechazo. “La jugada es para salvar a la coalición y la capacidad de llevar adelante las elecciones, enfocarse en que no sea un desastre electoral”, sostiene.
Previo a esto, explica, también habrá que ir dilucidando cómo se gestiona la fase del desconfinamiento, aunque ve que el manejo estará enfocado en la crisis económica, dado los altos índices de cesantía, y cómo se irá haciendo frente a posibles rebrotes de la pandemia, como expertos en salud lo han advertido.
A esto Mario Álvarez, doctor en comunicación política y profesor del Departamento de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, suma que se está capitalizando el rechazo sumando a sensibilidades que había perdido cuando salió el ministro de Salud, Jaime Mañalich. Y aquí plantea los costos de su apuesta: “El problema es que se pone la camiseta del rechazo y en caso de haber plebiscito y pierde abrumadoramente es complejo, porque una cosa es perder en el Senado, en la calle, que es duro, pero otra cosa es en las urnas”…
Ver noticia completa