Fuente: ciperchile.cl
En un contexto de inestabilidad sanitaria y económica, en esta columna discutimos sobre la emergencia de una “política del aguante” en hogares golpeados por la crisis. La política del aguante alude a una forma de enfrentar las recesiones propias del neoliberalismo, en el que la perseverancia individual asume un rol central como estrategia de sobrevivencia no solo material, sino también afectiva; es decir, una sobrevivencia centrada en el mantenimiento de vínculos sociales y familiares debilitados por un discurso dominante que enfatiza la autorrealización personal. La frase “hay que aguantar” ha sido uno de los comentarios más recurrentes en estas últimas semanas y, expresado de distinta manera, emerge constantemente en nuestros trabajos de investigación sobre economía doméstica y microemprendimiento. El término “aguante”, tan común en la jerga chilena, es un concepto idiosincrático de larga data que revela el modo que los chilenos se perciben a sí mismos; autocomprensión centrada en la supuesta resiliencia del carácter nacional frente a la adversidad. Sin embargo, esta misma idea adopta un significado particular en el contexto histórico-político del neoliberalismo.
Al hablar de los efectos que tiene el proyecto neoliberal sobre las relaciones interpersonales, la antropóloga Elizabeth Povinelli (2011) ha enfatizado el rol del concepto de “aguante” (endurance).[1] Según su propuesta, el aguante sería la forma más típica de persistir y sobrevivir en un contexto neoliberal sin un horizonte concreto de crecimiento o de completa realización. Aguantar ocurre en un contexto general de indiferencia hacia el otro, con la única excepción de vínculos emotivos cercanos. En el caso específico de la sociedad chilena, la “política del aguante” se caracteriza por la comprensión general del Estado como una entidad distante e incapaz de aportar soluciones en momentos de crisis. De igual forma, la idea de “sociedad” como fuente de solidaridad interpersonal es puesta en duda. En ese marco, la relevancia de la responsabilidad personal, en tanto respuesta política al abandono del Estado y de la sociedad que perciben muchas chilenas y chilenos, no es equivalente a un mero individualismo, ya que la “política del aguante” se manifiesta en la activación de redes y relaciones sociales inestables, pero a la vez afectivas y materialmente relevantes. Con su énfasis en la autosuperación inter-personal, la “política del aguante” puede ser considerada a la vez como una expresión de los principios morales del neoliberalismo y como una reflexión crítica respeto a los fracasos de dicho modelo económico en tiempos de crisis.
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