Señor Director:
Queremos manifestar nuestro rechazo a la decisión de la Agencia de la Calidad de aplicar de forma “flexible” la prueba SIMCE a los 4tos básicos del país, a pesar del contexto de crisis que vivimos actualmente. Las comunidades escolares enfrentan momentos de ansiedad y de estrés de parte de alumnos y profesores, y están ocupadas en buscar las mejores formas de cerrar el año escolar.
El Director de la Agencia ha justificado la decisión para fines de “diagnóstico y de investigación”. Sin embargo, en este momento resulta inapropiado exponer a los niños y niñas a una instancia evaluativa nacional, sin olvidar que cualquier resultado que emerja en estas circunstancias será de dudosa validez.
Si el objetivo, más aun después de este estallido social, es construir un sistema educativo más justo e inclusivo, llegó el momento de abandonar la política de la presión y la competencia sobre las escuelas. Insistir en una evaluación estandarizada intensiva es más bien una obsesión ideológica que una decisión racional.
Abundante evidencia señala que treinta años de una política evaluativa centrada en el uso intensivo de pruebas estandarizadas no sólo no ha producido un mejoramiento sustantivo de la educación, sino que empobrece el currículum y la enseñanza, impone una presión agobiante a los directivos y profesores, y estigmatiza a las escuelas y estudiantes más vulnerables.
Resulta más bien pertinente una evaluación de aplicación muestral, cada tres años, al final de cada ciclo, con el fin de realizar un seguimiento nacional y regional. A su vez, los esfuerzos deben estar focalizados en fortalecer las capacidades pedagógicas docentes, la evaluación formativa en el aula y el trabajo diario que se realiza en las escuelas, con el fin de avanzar hacia una educación de calidad, innovadora e inclusiva.
Firmantes:
Alejandra Falabella, Andrea Horn, María Teresa Rojas, Universidad Alberto Hurtado
María Beatriz Fernández, María Teresa Flórez, Cristian Bellei, Universidad de Chile
Renato Gazmuri, Universidad Diego Portales
Verónica López, Vicente Sisto, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Publicado en El Mercurio