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Daniela Alegría: “Recurrentemente se menciona que la democracia contemporánea está atravesando una crisis”

Fuente: Ciper En democracia, el delincuente condenado con vocación autoritaria Donald Trump será el 47° presidente de Estados Unidos. Ciertamente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la […]

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Fuente: Ciper

En democracia, el delincuente condenado con vocación autoritaria Donald Trump será el 47° presidente de Estados Unidos. Ciertamente, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la democracia se instaló como el régimen político triunfante y cuyo concepto, de acuerdo a Wendy Brown, comenzó “a gozar de una popularidad global sin precedentes en la historia” . Ahora bien, de la mano de su popularidad, la democracia adoleció de “un carácter más indefinido y sustancialmente vacío” . En Chile, según la encuesta UDP-Feedback, el 68,4% de las y los ciudadanos declara estar insatisfecho o muy insatisfecho con el funcionamiento de la democracia en el país. No resulta sorprendente, entonces, que la encuesta CADEM de los últimos días indique que el 42% de los y las chilenas desearía que el próximo presidente de Chile adopte un estilo de liderazgo similar al del mandatario de El Salvador, Nayib Bukele. 

A nivel mundial, la situación tampoco parece alentadora. De acuerdo al Índice de Calidad de la Democracia , casi la mitad de la población mundial vive en democracias formales (45,4%), pero solo un 7,8% vive en lo que el Índice denomina “democracias plenas”. Sumado a eso, un preocupante 39,4%, es decir, más de un tercio de la población mundial, vive bajo regímenes autoritarios.

Recurrentemente se menciona que la democracia contemporánea está atravesando una crisis. Los cambios demográficos, las oleadas migratorias, la transnacionalización de los capitales, la globalización de los hábitos y los valores, generan comunidades de sentido y de arraigo al interior de las democracias que no responden a los códigos tradicionales de representación política. Pareciera ser que la iglesia, las organizaciones de base, los sindicatos, los gremios y, sobre todo, los partidos políticos, ya no son capaces de organizar y guiar la acción colectiva que caracteriza la legitimidad política de una democracia representativa. La individuación del sujeto político también se ha constituido en un problema. Hoy en día las personas pueden, teóricamente, tomar más y mejores decisiones políticas dada la democratización creciente del conocimiento y la información relevante. No obstante, lo que lateralmente ha producido esta tendencia es la atomización del individuo frente a un foro digital online de voces anónimas, aisladas, y asiladas en silos identitarios, que en la práctica se comportan como un mercado desregulado y manipulable de opiniones y ofertas políticas, promoviendo casi exclusivamente valores de grupos e impidiendo la acción política colectiva basada en proyectos de sociedades justas.

No son pocas las personas que, por consiguiente, sostienen la necesidad de revisar y actualizar el concepto de democracia y sus instituciones. Si uno enfoca el problema así, la primera inclinación es tratar de entender qué es la democracia, y qué aspectos de su definición y diseño la han llevado a este estado. Pero hay también otra posibilidad que a menudo se pasa por alto. No es un problema de definición sino de compromiso con sus valores: el principio de igualdad y la regla de mayoría. De este modo, lo que la democracia contemporánea no ha podido solucionar se debe a su incapacidad de actualizar sus valores con las demandas de nuevos fenómenos sociales, económicos y culturales. No sabemos cómo expresar el principio de igualdad en la toma de decisiones laborales cuando los empleadores son capitales globales. Tampoco sabemos cómo representar mayorías ante la catástrofe ambiental, especialmente cuando se trata de decisiones que tendrán consecuencias a largo plazo para generaciones futuras.

Daniela Alegría Doctora en Filosofía (Universidad Complutense de Madrid y PUC-Chile). Académica del Departamento de Filosofía de la U. Alberto Hurtado. Directora del diplomado sobre “Cuidado(s) con Perspectiva de (ver mas)

Claudio Santander Doctor en Filosofía, Economía y Política (Universidad de York, Reino Unido). Profesor del Instituto de Filosofía y del Instituto para el Desarrollo Sustentable de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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