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Ignacio Martín-Baró: un legado vigente a 35 años de su asesinato

El 16 de noviembre de 1989, Ignacio Martín-Baró SJ, psicólogo social y jesuita, fue asesinado junto a otros seis compañeros en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) en San Salvador, como parte de un atentado que también costó la vida a dos colaboradoras.

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A 35 años de su muerte, su legado sigue vivo, y el conversatorio “Vigencia del pensamiento de Ignacio Martín-Baró SJ en Chile a 35 años de su muerte”, organizado por la Cátedra Chilena Ignacio Martín-Baró SJ y la Facultad de Psicología de la Universidad Alberto Hurtado, reunió a un grupo de cuatro académicos y académicas para reflexionar sobre su impacto. 

El evento, moderado por Jaime Barrientos, director del Departamento de Psicología Social-Comunitaria, contó con la participación de Loreto Villagrán, doctora en Psicología Social y profesora asociada de la Universidad de Concepción; María José Reyes Andreani, coordinadora del Núcleo Vidas Cotidianas en Emergencia de la Universidad de Chile; y Pablo Rojas Varas, psicólogo, máster en Psicología Social y jefe de Planificación y Desarrollo Regional del Gobierno Regional de Antofagasta. 

Villagrán destacó la relevancia de Martín-Baró en su formación académica y como docente. “Fue un visionario, un adelantado a su tiempo. Su idea de que la salud mental es responsabilidad de los gobiernos sigue siendo revolucionaria. Nos enseñó que las personas deben ser comprendidas en su contexto sociohistórico, una perspectiva que resulta especialmente relevante para entender fenómenos como el estallido social o la pandemia”.

María José Reyes Andreani, por su parte, reflexionó sobre el legado de Martín-Baró como un desafío a las lógicas individualistas del mundo neoliberal. “Martín-Baró nos invita a reflexionar desde dónde y para qué trabajamos. Este no es solo un ejercicio académico, sino también profundamente práctico. Su obra cuestiona las bases epistemológicas mismas: desde dónde conocemos y para quién trabajamos”. Además, destacó la importancia de la memoria en su obra, no como nostalgia, sino como una herramienta para conectar el pasado con el presente: “Su visión de la memoria es un acto de potencia que nos ayuda a habitar el presente desde la trayectoria de quienes acompañamos”. 

Pablo Rojas Varas resaltó la dimensión crítica del pensamiento de Martín-Baró, subrayando su capacidad para cuestionar las corrientes que lo influenciaron. “Martín-Baró no es un autor dogmático; su obra abre caminos y promueve una reflexión dialéctica. Aunque sus ideas están en sintonía con perspectivas progresistas, su marco es valioso desde múltiples enfoques, y su capacidad para aterrizar conceptos abstractos en problemas concretos lo hace fundamental”. También enfatizó su visión integral del individuo y la sociedad: “Para Martín-Baró, el individuo es a la vez producto y agente de su historia y relaciones sociales. Este marco resulta crucial en un contexto de individualismo rampante”.

Barrientos cerró el conversatorio destacando la relación entre el pensamiento de Martín-Baró y la identidad jesuita: “Ser psicólogo social y jesuita en el contexto salvadoreño de los años 80 no era fácil. Su obra refleja un compromiso con la teología de la liberación y con una práctica transformadora que ha inspirado iniciativas sociales en Chile, como TECHO y el Hogar de Cristo

El legado de Martín-Baró “no solo sigue vigente, sino que es absolutamente necesario“, señaló María José Reyes respecto de los desafíos sociales, políticos y psicológicos de la actualidad. Por esta razón, la Universidad Alberto Hurtado ofreció una misa presidida por Pablo Walker SJ a nombre de Ignacio Ellacuría SJ, rector de la UCA; Ignacio Martín-Baró SJ, vicerrector académico; Segundo Montes SJ, director del Instituto de Derechos Humanos; Juan Ramón Moreno SJ, director de la biblioteca de Teología; Amando López SJ, profesor de Filosofía; Joaquín López SJ, fundador y colaborador de la UCA; Elba Ramos, colaboradora en las labores de aseo, y su hija, Celina Ramos, de 16 años. 

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