Fuente: El Mercurio
El lugar central que el (Museo Nacional de Bellas Artes) MNBA ocupa en la ciudad de Santiago nos dice algo respecto a los objetos que reúne y las expectativas de quienes recorren sus salas.
Nos habla de la importancia de su colección dentro de nuestro patrimonio cultural y de sus muy diversos visitantes (turistas, familias, especialistas, cursos de colegios y universidades, paseantes fortuitos).
Al recorrer el museo, creo que ellos esperan tener una experiencia que les permita conocer de manera sintética algunos aspectos fundamentales del arte que se ha desarrollado en Chile, su relación con la historia y la cultura del país o bien, en el caso de las muestras monográficas, comprender nociones más complejas, vislumbrar nudos problemáticos, conocer series de eventos u obras que se conectan entre sí.
En el paisaje urbano, el museo es también una suerte de interrupción. Frente al casos, lo fortuito y la monotonía de la ciudad y de la vida, el museo invita a detenerse, sorprenderse y ampliar y profundizar el pensamiento frente a lo distinto y lo inesperado, al mismo tiempo que le presenta una selección de objetos ordenados conforme a un criterio.