Fuente: CIPER
Parte de la izquierda mundial, y especialmente la latinoamericana, ha sentido una especial afinidad con el régimen venezolano instaurado en 1999. Desde el Foro de Sao Paulo hasta la asociación Madres de Plaza de Mayo han mostrado su elocuente admiración por la “revolución bolivariana” y su fundador, Hugo Chávez; así como intelectuales como Marta Harnecker, Noam Chomsky, Ignacio Ramonet o el cancelado Boaventura de Sousa Santos. La lista incluye también a conocidos artistas: Oliver Stone, Sean Penn, Roger Waters y Danny Glover; o célebres deportistas, como el fallecido Diego Maradona. Es un fenómeno que hace recordar los tiempos en que la revolución cubana y Fidel Castro cautivaban a descollantes figuras de la talla de Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar o Regis Debray, entre muchos otros. En la devoción a gobernantes de izquierda algunos incluso fueron más allá, como Pablo Neruda, y su famosa “Oda a Stalin”.
Pero la debilidad de algunos intelectuales y artistas por los regímenes totalitarios y sus hombres fuertes no es, obviamente, exclusiva de la izquierda. En la acera de enfrente podemos encontrar a Martin Heidegger, Carl Schmitt, Luigi Pirandello, Camilo José Cela o el políticamente ambiguo Jorge Luis Borges.
El tema del encandilamiento del mundo intelectual por ciertos procesos políticos que ocurren en países lejanos ha sido previamente analizado por numerosos autores, desde el chileno Jorge Edwards hasta el ensayista cubano Iván de la Nuez (Fantasía roja).
Lo que en estos días sucede con Venezuela luego de las elecciones del pasado domingo pone a la izquierda latinoamericana en la disyuntiva entre la obsecuencia o el rechazo al régimen. Que un presidente progresista como Gabriel Boric cuestionara los resultados oficiales electorales que dieron ganador a Nicolás Maduro ha sido duramente criticado por los guardianes de las esencias revolucionarias. Como ejemplo de ello tenemos la reacción de Juan Carlos Monedero, conocido profesor universitario español afín al partido Podemos, publicada en su cuenta de la red social X: “Es muy triste, Gabriel, que no veas que la relevancia internacional que te dan siempre coincide con las posiciones de los que, en cuanto puedan, te meterán en la cárcel. Si te celebran los enemigos de la democracia, golpistas, terroristas, genocidas, algo no estás haciendo bien”.
Existen, por supuesto, otras muchas declaraciones recientes en el mismo tono, en Chile y en Latinoamérica.