Fuente: El Mostrador
Datos entregados por la UNESCO, indican que las mujeres representan un 33,3% de los/as investigadoras del área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática) en el mundo. La baja representación de las mujeres en la investigación científica a nivel mundial, trae consigo una menor representación en cargos de alto nivel en comparación con los hombres. Cabe señalar que solo un reducido número de países miembros de la OCDE ha logrado la igualdad de género en este ámbito (Lewis, 2021).
En Chile, el escenario es muy similar. Por ejemplo, el 73% de los proyectos adjudicados por FONDECYT son liderados por hombres, frente a un escaso 27% de proyectos dirigidos por mujeres (CONICYT, 2017). Además, según la UNESCO, Chile presenta una participación del 32% de mujeres en ciencia y tecnología, lo que sitúa a Chile en el último tramo entre otros 20 países latinoamericanos (Bonder, 2015). Estas diferencias en la participación de hombres y mujeres en las áreas STEM comienzan a gestarse en las primeras etapas de la formación escolar.
Para que una adolescente o una niña se interese en la ciencia y tenga vocación científica, debe poder imaginarse a sí misma en ese rol. Así lo demuestra el estudio “Girls in STEM: Is it a Female Role-model thing”, el cual confirma que los talleres para niñas realizados por mujeres referentes en el campo STEM influyen positivamente en la percepción que las jóvenes entre 12 y 16 años tienen sobre las carreras científicas, colaborando así en la reducción de la brecha de género.