Fuente: Revista Mensaje
(…) Los cuestionamientos a Netanyahu por el manejo del conflicto también tienen una fuente interna, y provienen especialmente del líder de la oposición y presidente del partido Yesh Atid, Yair Lapid, así como de sectores de la propia sociedad israelí, que piden, junto con la liberación de los rehenes israelíes, la dimisión del premier y la convocatoria a nuevas elecciones. Lapid no quiso formar parte del gobierno de emergencia nacional, conformado tras los hechos del 7 de octubre, señalando que no ingresaría a un gobierno con fuerzas de extrema derecha. En cuanto a las protestas ciudadanas, estas congregan a miles de personas, principalmente en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades israelíes.
Las críticas estadounidenses a la administración israelí se han profundizado en el contexto de los anuncios entregados por Netanyahu de que las fuerzas israelíes estarían listas para realizar una invasión de Rafah, ciudad situada en el sur de la franja, fronteriza con Egipto. En febrero el presidente Biden, tras una conversación telefónica con Netanyahu, se pronunció en contra de un ataque israelí en Rafah, por no existir garantías de seguridad que protejan a la población de la ciudad. Se trata de una población cercana ahora a un millón y medio de refugiados palestinos, debido a los desplazamientos internos producidos a partir de la ofensiva israelí.
Por Isaac Caro, director del Departamento de Política y Gobierno, Facultad de Ciencias Sociales UAH.