Fuente: CNN Futuro 360
La Decana Facultad de Educación UAH y la Académica Facultad de Educación UAH y Coordinadora Proyecto Educación Transformadora con la Naturaleza aseguraron que “a seriedad de un proyecto de formación de ciudadanía ecológica no debe depender de los recursos que cada escuela tiene, sino que debe descansar en políticas públicas sólidas”.
Cada 22 de Abril celebramos el día de la Tierra, la que normalmente olvidamos como la condición de posibilidad de nuestra existencia, desarrollo y disfrute. Olvidamos la Tierra ya hace bastante tiempo, con la asimilación de la noción de naturaleza con la de “recursos naturales”.
Pese a su innegable relevancia hoy parece que todo importara más que la Tierra. En ese marco, la urgencia por un proyecto de educación ambiental integral y contextualizada permanece intacto.
Toda educación, es educación ambiental, dijo un autor hace años. Sin embrago, la escuela ha sido un espacio en el que también se ha reproducido la tendencia a olvidar la Tierra. Como institución orientada a la producción de trabajadores y trabajadoras para el progreso, las escuelas se parecen aún hoy en estructura -espacios, tiempos y cuerpos fragmentados- más a una fábrica que a un espacio de producción de futuros.
Paralelamente durante estos siglos de “progreso”, en las escuelas se ha hecho espacio a lo humano, y a pesar de los muros que la separan de la sociedad, la escuela es para muchas y muchos un espacio de formación, cuidado y transformación. Las escuelas pueden ser y muchas veces son, lugares en los que se practica la educación, entendida como la búsqueda de mantener encendido el deseo de vivir en el mundo en responsabilidad con otros (Biesta, 2010).
Para que la escuela sea capaz de romper su estructura y las barreras que la separan del mundo -espacio, tiempo, cuerpo y conocimientos integrados en la experiencia cotidiana- es necesario llevarla de vuelta al mundo. Porque la experimentación, la observación y la pasión se desarrollan en el encuentro con el mundo, naturalmente, fuera del aula.