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César Valenzuela, Alumni Derecho UAH

César Valenzuela, Alumni Derecho UAH: “Es importante que el político nunca saque los pies de la calle y que sepa interpretar bien los intereses de la sociedad” Por: Patricio Aguilera […]

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César Valenzuela, Alumni Derecho UAH: “Es importante que el político nunca saque los pies de la calle y que sepa interpretar bien los intereses de la sociedad”

Por: Patricio Aguilera Zulantay, Alumni Periodismo UAH.

Comenzó a militar en la Juventud Socialista a temprana edad. Trabajando directamente en política, su trayectoria siempre ha estado vinculada a grandes procesos históricos y ciudadanos. Fue uno de los voceros de la “Revolución Pingüina” de 2006, fue presidente de la Juventud Socialista y vicepresidente del Partido Socialista. Su desafío más reciente fue integrar la Convención Constitucional por el Distrito 9 de la Región Metropolitana. Actualmente se desempeña como Jefe del Programa de Atención a Víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito. 

El resultado del plebiscito de salida por una Nueva Constitución generó nuevas preguntas que todavía se siguen discutiendo en la calle y en espacios institucionales. Desde tu rol como constituyente, ¿cómo analizas el Chile posterior al triunfo del rechazo? 

Yo creo que, si bien en la agenda pública puede parecer como algo no prioritario, el proceso constituyente no se puede desechar. Hoy tenemos problemas institucionales que requieren de modificaciones o de tener una nueva constitución, pero también hay que sacar lecciones del proceso, de cómo se diseñó, y del rol que tuvimos los constituyentes. Creo que es clave, en primer lugar, que nos pongamos de acuerdo sobre las razones del fracaso.

Una de las demandas sociales que se han escuchado con más fuerza en el último tiempo ha sido la seguridad, tema en el que justamente estás trabajando. ¿Cuáles son los principales desafíos que tienes que abordar como Jefe del Programa de Atención a Víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito? 

Actualmente tengo alrededor de 300 funcionarios a cargo con 42 centros alrededor del país. Nos encargamos de entregar atención social, psicológica y jurídica a víctimas de delitos violentos. Es un programa muy interesante porque el modelo que uno ha visto en el último tiempo es que el Estado transfiere recursos a las administraciones comunales para que se implementen los programas a través de proyectos. En este caso, es un programa centralizado, entonces lo que pasa en el centro de atención de víctimas de Iquique, Punta Arenas o Providencia obedecen a la misma línea técnica y están bajo el equipo que coordino yo. 

Trabajando diariamente en materia de seguridad y delincuencia, ¿qué análisis puedes realizar de la situación país en la actualidad?
Primero, tenemos que reconocer que tenemos un problema grave en materia de seguridad. Y no se puede vincular a un gobierno o a una autoridad determinada. Es un gran problema que se ha topado con un obstáculo político bien transversal: por un lado, la derecha cree que este problema se soluciona con la mano dura, y nos dimos cuenta que era un fracaso, y por otro lado, de mi sector, la izquierda, durante mucho tiempo se negó el problema. Y gracias a eso hoy en día estamos en un problema. Nunca se miró el fenómeno con la profundidad y gravedad que tenía. Hoy estamos en presencia de una sociedad que es más violenta que antes, en todos los sentidos. 

¿Y cuál crees que es la solución o una posible solución? 

En primer término, no hay soluciones mágicas. Y en segundo, hay que ser desprejuiciado: el problema no se soluciona solo con mano dura o solo con mano blanda. Esta es una problemática de múltiples razones y que amerita una intervención que se base en un diagnóstico correcto, y ese diagnóstico no puede ser sobre el sesgo que tienen las personas sobre el tema. 

Durante los últimos años hemos visto un aumento notorio de cuestionamientos hacia el rol del político dentro de las transformaciones sociales. En esa línea, ¿cuál crees que es el rol del político en el Chile de hoy? 

Es importante que el político nunca saque los pies de la calle y que sepa interpretar bien los intereses de la sociedad. Hay que vivir lo que pasa en la calle, hay que ser desprejuiciado, no tener soberbia intelectual y tenemos que escuchar, porque la gente es mucho más sensata de lo que se piensa en general. 

Visualizando tu carrera profesional, ¿qué elemento de la UAH crees que ha potenciado tu trayectoria? 

El sello social. Eso es real. La UAH es una universidad que, a pesar de ser privada, siempre se ha enfocado en su rol público. Yo estudié cuando estaba Fernando Montes como rector; cuando se defendía que la universidad tenía que ser un espacio de interacción entre distintas realidades, y esos no eran solo planeamientos, eran hechos. Yo creo que hay que ayudar a preservar este proyecto, porque así va a haber una mayor percepción de los profesionales que salimos de este espacio. 

En estos 25 años de la Universidad Alberto Hurtado, el nuevo lema es “Universidad para el bien común”. ¿Cómo definirías este concepto? ¿Qué reflexión te genera?

Esta universidad tiene dos cualidades que si no las preserva, no tiene sentido su continuidad. Primero, la calidad. Y segundo, su sentido social.





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