Fuente: La Tercera.com
“Qué gris estaba la tarde, tenía mojado los pies. Me senté en la ventana, mirando la lluvia caer. Pensaba qué lindo sería si el sol pudiera venir a brillar un poquitito en medio de la tarde gris”. Estas palabras, que encajarían perfectamente en alguna balada melancólica escrita por adultos para adultos, provienen más bien de una música dirigida principalmente hacia una audiencia infantil. “La tarde del arcoíris”, escrita por María de la Luz Corcuera para el último álbum de la agrupación de música para la infancia Mazapán La ballena Filomena (2019), es una canción que en su lírica, lenguaje y dotación instrumental -cello, dos guitarras, flauta traversa, viola da gamba, violín, charango y metalófono- resultan lejanas a lo que tradicionalmente se entiende por “música infantil”, nos ilumina sobre la importancia de legitimar en la vida de niñas y niños emociones y sentimientos no siempre aceptados por el mundo adulto, tales como la frustración, rabia, introspección, ensoñación, miedo, melancolía o tristeza.
Si bien, atendiendo al dictamen de los desenlaces drama?ticos tradicionales, en “La tarde del arcoíris” la tristeza es “superada” gracias a la aparición de un arcoíris, el sentimiento inicial de tristeza de la canción no es aquí castigado ni reprimido sino que, al contrario, se le concede un espacio y se lo considera como un estado natural en la vida de las personas, digno de ser vivido, reflexionado y, finalmente, legitimado.
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