Fuente: El Mostrador
Más allá de las tesis ya conocidas sobre el poder de la posverdad, el voto castigo al Gobierno y el supuesto maximalismo de la propuesta constitucional, propongo una lista de posibles explicaciones complementarias sobre la abrumadora derrota electoral del Apruebo. Hay factores propios del contexto político y de estrategia electoral que son claves a la hora entender qué pasó en la urnas. A continuación esbozo algunas posibles hipótesis que habría que revisar y discutir en las próximas semanas y meses, con nuevos realineamientos políticos y datos en mano:
Dispersión de fuerzas: Carecer esta vez de la fuerza y experiencia electoral que el Frente Amplio acumuló en la última década, y tenerlas concentradas en gobernar y sacar adelante la gestión, restó capacidad estratégica, recursos económicos y humanos a la campaña del Apruebo. Una campaña con vocerías y con las maquinarias y equipos electorales de los “diputados” Vallejo, Jackson y Boric, hubiese sido muy distinta. Por muy bien que lo hayan hecho Karol Cariola, Vlado Mirosevic, Bárbara Sepúlveda y los movimientos sociales durante la campaña, la experiencia electoral es una cualidad muy específica.
Desgaste electoral: Pocos sectores y proyectos políticos son capaces de ganar cuatro elecciones consecutivas. Ya se había ganado el plebiscito de entrada, la elección de constituyentes y la elección presidencial, en los últimos dos años. Las energías políticas y los recursos son escasos y suficientemente dinámicos para eternizar el éxito electoral. No solo el ánimo de los electores cambia en periodos cortos, sino también los alineamientos internos de las coaliciones políticas.
Fragmentación de la centroizquierda y el centro: Es más fácil alinearse contra un Gobierno autoritario y de derecha, que a favor de un Gobierno progresista, que intenta validarse y que inicia su gestión con medidas impopulares (por ejemplo, el descarte del cuarto retiro) y alta reprobación. Con un eventual Gobierno de Kast, más allá de las medidas anti-Convención que podría haber desplegado, es muy probable que sectores conservadores de los partidos de centroizquierda o de la Democracia Cristiana hubiesen estado por el Apruebo o, al menos, no hubiesen trabajado abiertamente por el Rechazo. Los movimientos necesitan de los partidos y los partidos de los movimientos, para ganar elecciones, pero esta vez los movimientos sociales batallaron bastante solos y no contaron con la fuerza y recursos que involucraron los partidos en campañas como la de Boric o Bachelet…
Ver columna completa