Soy Amaris Arroyo, egresada de Trabajo Social (2013).
Cuéntanos, ¿qué hiciste cuando egresaste de la Universidad?
Al salir de la universidad me fui a NYC a desempeñarme como trabajadora social. Trabajé para una ONG que realizaba una labor preventiva con familias que tenían casos con el Estado por abuso o negligencia, luego volví a Chile y trabajé un año en la clínica Las Condes, específicamente, en el área de bienestar de RRHH, donde, además, realicé mi última práctica. Luego de esto, volví a Estados Unidos y trabajé en una ONG que sostenía casa de acogidas para jóvenes LGBTIQ+.
¿Cómo sientes que fue tu paso por la UAH? ¿Recuerdas algo en especial?
¡Mi paso por la universidad fue excelente! Una experiencia muy enriquecedora a nivel personal y académico. Lxs docentes de la escuela de Trabajo Social se preocuparon diariamente de expandir nuestras mentes, generando un pensamiento crítico en cada unx, desde la mirada del Trabajo Social contemporáneo. Posicionando a la persona en el centro de cada intervención, desde una mirada basada en los DDHH, la ética y la justicia social.
El ser parte de la UAH fue muy especial para mí, conocer la misión y visión jesuita, entender, mirar el mundo y la sociedad desde ese paradigma, y conocer diversas realidades desde mis experiencias académicas y personales, fueron forjando la persona que soy hoy.
La UAH siempre será mi alma máter, la llevo en el corazón y considero que es una excelente universidad donde iniciar tu vida académica universitaria, expandir tus ideas y trabajar por una sociedad más justa y respetuosa.
¿Cuáles son las herramientas y/o saberes que te diferencian en el mundo laboral por el hecho de haber egresado de la UAH?
Creo que el sello hurtadiano se nota mucho en el espacio laboral. Mirar el mundo desde una visión social, buscando la justicia y equidad. La preocupación por los detalles, el esforzarse por hacer un trabajo de calidad, entregando siempre lo mejor de mí misma como profesional. Sobre todo, al ser egresada de la Escuela de Trabajo Social, lxs docentes cada día nos enseñaban la importancia de la rigurosidad del trabajo, la ética que siempre debe guiar nuestro quehacer, apuntar por no hacer lo mínimo, sino que ir más allá, cuestionando las cosas desde una lógica productiva y constructiva.
¿En qué te desempeñas profesionalmente hoy y cómo has enfrentado el contexto pandémico?
Hoy en día estoy a cargo de la línea de ayuda de la Fundación Todo Mejora, Hora Segura. Es una línea de ayuda online que entrega contención, orientación y derivaciones a niñxs y jóvenes hasta los 29 años que sufren discriminación y bullying por su orientación sexual, identidad y expresión de género.
El contexto de la pandemia ha sido un desafío muy grande a nivel personal y profesional. El mantener un equipo unido y con sensación de vinculación y pertenencia desde la virtualidad es complejo, sin embargo, la cercanía que aprendí durante mis años de formación en la UAH, me han servido para estar presente con el equipo a pesar de la distancia geográfica y las dificultades que trajo consigo el COVID-19.
También ha sido una fortaleza el poder adaptarme a cambios y ser flexible, algo que aprendí desde el primer día en Trabajo Social, donde siempre nos dijeron que no hay recetas definidas para trabajar con personas, solo guías, y que cada contexto y realidad nos va entregando las señales para ir realizando nuestro quehacer.
¿Cómo te proyectas en unos 5 años más profesionalmente?
Profesionalmente, espero seguir creciendo, potenciando la línea de ayuda de la Fundación para que llegue a más niñxs y jóvenes que requieren de este espacio seguro. Aumentar las horas de atención y fortalecer el modelo de intervención que nos guía. Además, me gusta estar siempre conectada con la universidad y las nuevas generaciones, he permanecido cerca del departamento de Trabajo Social y espero poder seguir haciéndolo, aportando desde donde pueda, específicamente, desde la docencia o investigación en las temáticas que son de mi interés, como lo es todo lo que rodea a la comunidad LGBTIQ+.