Soy Carlos Campos, egresado de Derecho (2009), Pedagogía para Profesionales (2012) y Magíster en Gestión y Dirección Escolar (2020).
Cuéntanos, ¿qué hiciste cuando egresaste de la Universidad?
Cuando egresé de Derecho, busqué la oportunidad de trabajar en un colegio y gracias a Dios pude hacerlo. Siempre tuve la inquietud de la pedagogía y sentí que ese era el momento. Derecho me formó de manera increíble en muchos aspectos, me ayudó a comprender las estructuras de injusticia y cómo las instituciones públicas y privadas no solo pueden ser parte del problema, sino, también, de la solución.
Finalmente, opté por la pedagogía, pues me permite acompañar la vida de una familia y estudiante por un periodo de tiempo largo. Como abogado, también puedo ayudar, pero, en general, es una ayuda que se presta en un momento determinado. Por el contrario, la educación permite generar vínculos más hondos y con proyección en el tiempo.
¿Cómo sientes que fue tu paso por la UAH? ¿Recuerdas algo en especial?
Recuerdo dos grandes cosas. La primera es la calidad de la enseñanza. Tanto en Derecho como en Pedagogía, tuve el privilegio de contar con excelentes profesores y profesoras que me invitaron a ampliar la mirada en todos sentidos. Fue una enseñanza con foco en pensar muy bien la sociedad, para luego, promover los cambios necesarios. Nunca fue solo ímpetu, pues siempre me sentí motivado a pensar soluciones transformadoras responsables y sostenidas en el tiempo.
Lo segundo que recuerdo, son los grandes amigos y compañeros que encontré. Estas amistades tuvieron como punto en común, el deseo de una mejor sociedad y el amor intenso por la dignidad de cada ser humano.
¿Cuáles cree que son las herramientas y/o saberes que te diferencian en el mundo laboral por el hecho de haber egresado de la UAH?
Pienso que el rigor académico me ayudó a elevar mis estándares de responsabilidad. Por otro lado, el pensamiento crítico y ético, que en lo laboral me moviliza a buscar soluciones fuera de las respuestas tradicionales. Una mirada amplia, externa a las estructuras comunes y con mucha creatividad. Por último, el trabajo colaborativo.
¿En qué te desempeñas profesionalmente hoy y cómo has enfrentado el contexto pandémico?
Soy el director académico del Colegio Mariano. La pandemia nos golpeó como a todos, pero la hemos vivido (desde lo pedagógico) con esperanza, mirando la parte llena del vaso. Es decir, no nos hemos detenido en lo que ‘no hemos aprendido’, sino que, muy por el contrario, hemos trabajado desde los nuevos conocimientos. No solo dentro de la labor que se ejecuta en una sala de clases (online o presencial), también en lo relacionado con la empatía, flexibilidad, disposición al cambio y altas expectativas.
Por último, nos hemos atrevido a modificar el plan de estudios, para contextualizarlo con la pandemia. Los dos grandes objetivos que nos planteamos fueron la nivelación interna en las brechas de aprendizaje, y el resguardo socioemocional de toda la comunidad. Esto nos ha permitido sentirnos más protagonistas del cambio educativo.
¿Cómo te proyectas en unos 5 años más profesionalmente?
Me proyecto en educación, dentro de algún colegio y siendo parte de proyectos que busquen la transformación de la sociedad. Esto me apasiona y veo muy difícil estar fuera de algo así.