Paloma Chávez, 37, egresó el 2006 de la UAH y estuvo ligada al mundo público desde su práctica en el Consejo del Libro, luego en el municipio de Maipú aportando contenidos y marketing social y desde el 2014 en el Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna como periodista y actualmente como Coordinadora de Comunicaciones. “Fue una transición muy deseada llegar al Hospital. Combinaba dos mundos que me atraían muchísimo lo público, por cierto, pero también la infancia -un amor heredado de mi mamá que trabajó por 40 años en la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji). Los niños son de una enseñanza infinita: su sencillez, su profundidad y entereza; la generosidad a pesar de todo contexto, incluso estando hospitalizados. Verlos enfrentar la posibilidad de morir, así de frente, no como héroes, sino como niños, frágiles, pero a la vez tan sabios y tan gigantes”, dice.
En este centro de salud, reconocido como el mejor hospital pediátrico del país, su tarea es difundir contenidos de relevancia tanto para los equipos de salud como para la ciudadanía. De igual manera le toca liderar las actividades masivas que se realizan en la institución; instancias en las que el arte y la cultura se toman el hospital. Participa también en el equipo que lidera la aplicación del Modelo de Atención Hospital Amigable.
Aquí, Paloma (@pomapomada en IG) cuenta qué satisfacción le entrega su trabajo en una institución que atiende en promedio 9 mil niños y niñas hospitalizados y a cerca de 90 mil de forma ambulatoria en un país en el que aún faltan especialistas y centros de atención pediátricos fuera de la capital.
– ¿Cómo es comunicar el dolor de las enfermedades infantiles y la incertidumbre de los padres? –
-La verdad es que trabajar con los niños y niñas y sus familias es un tremendo privilegio. Ahora cuando comparten el dolor que viven o que vivieron, sus incertidumbres y sus miedos en el contexto de una enfermedad, siempre intentamos que ese compartir tenga un objetivo claro ya sea fomentar una política pública o poner de relieve alguna deuda en la que se puede avanzar. Creo que uno de los aprendizajes en ese sentido, ha sido establecer prioridades éticas frente a la cobertura y la difusión de los casos, poniendo límites y buscando siempre proteger la dignidad del niño o la niña, su opinión y sus Derechos.
– ¿Qué protocolos tienen en el tratamiento de la información? –
-La entrega de información en los centros de salud está subordinada a la Ley de Derechos y Deberes de los Pacientes que limita la cantidad de información que se puede entregar, pero además en el caso de los niños, obliga a solicitar consentimientos firmados por padres para la difusión de dicha información.
– ¿Qué significa el relato corporativo de la institución que dice que es un hospital amigable? –
-Hospital Amigable es un Modelo de Atención único en el país que reconoce a los niños, niñas y adolescentes como objetos de derecho, por tanto, redefine la relación entre los equipos de salud y los pacientes. Desde las comunicaciones esto ha significado un tremendo desafío, porque ha implicado generar espacios en un lenguaje cercano a los usuarios; espacios dignos y respetuosos como por ejemplo las Cuentas Públicas para Niños y Niñas. Pero ha sido también un desafío porque implica cambiar una cultura organizacional, y una forma de favorecerlo ha sido el compartir experiencias de niños, el difundir sus opiniones, el poner el foco sobre sus aprehensiones y miedos.
– ¿Qué son las cuentas públicas para los niños y niñas? –
-Las Cuenta Públicas son un espacio democrático de difusión de los logros y gestiones de las instituciones. Son un espacio de por sí participativo y que debe tender a convocar a quienes esa información impacta. Hace un par de años, en el Hospital nos planteamos la idea de generar un espacio lejano a lo protocolar, al adultocentrismo, cercano a quienes son efectivamente el centro de las preocupaciones: los niños y niñas. Fue así como diseñamos Cuenta Públicas que partieron en el Colegio Hospitalario, con el Director y el Subdirector disfrazados, y en Pandemia se convirtieron en un streaming con payasos hospitalarios y un cuento relatado en imágenes.
– ¿Qué herramientas te aporta tu carrera en esta función? –
-Creo que las comunicaciones pueden cambiar relaciones y favorecer el respeto entre todos y todas. Son una tremenda herramienta de cambio y transformación.
– ¿Cómo has trabajado durante esta pandemia? –
-Ha sido un desafío distinto cada día, poder ingeniar comunicación que contenga, que valore y que reconozca el esfuerzo de los equipos de salud. De igual manera seguir manteniendo la relación con nuestros usuarios, a pesar de no tener conciertos ni teatro ni danza en las salas de espera, seguir conectados de manera “amigable” en comunidad.
– ¿Cómo te ves en algunos años más? –
-Me gustaría seguir trabajando en infancia, aportando desde las comunicaciones, con creatividad y contenidos, pero sobre todo con generosidad y humildad, con ética; valores que la Universidad supo inculcar.
– ¿Y seguir en lo público? –
– Los periodistas tenemos mucho que aportar en el sector público. Desde la creatividad, el ingenio, los relatos y las narraciones; desde esa capacidad tan propia del periodista de adaptarse a las distintas necesidades comunicacionales que puedan existir; desde allí se puede contribuir directamente en el diario vivir de tantos y tantas; cambiar un poquito las cosas, contribuir a lo justo, con poca bulla y mucha humildad.
La carrera de periodismo en la UAH, tiene 170 egresados que ejercen en medios de comunicación, y otros sectores públicos y privados. Los egresados están preparados para desempeñarse en el campo de la comunicación estratégica, la gestión de prensa, la producción y gestión de contenidos, el desarrollo de estrategias digitales y la asesoría en comunicaciones orientada a comunidades y organizaciones públicas y privadas.